Multa e indemnización por matar tres aguiluchos de una especie protegida

La Audiencia de Lleida ha condenado al ex presidente del Ateneo de Tàrrega (Urgell) Joan Grau a pagar una multa de 4.800 euros y a indemnizar a la Generalitat con 5.409 euros por un delito contra la fauna por haber matado tres crías de aguilucho ceniciento, una especie en peligro de extinción, en una finca de ese término municipal.

En el pasado mes de octubre, la titular del Juzgado de lo Penal número 3 de Lleida absolvió a Grau por el delito contra la fauna y, en cambio, lo condenó a seis meses de prisión por un delito de desobediencia a los agentes de los Mossos d'Esquadra que intervi...

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La Audiencia de Lleida ha condenado al ex presidente del Ateneo de Tàrrega (Urgell) Joan Grau a pagar una multa de 4.800 euros y a indemnizar a la Generalitat con 5.409 euros por un delito contra la fauna por haber matado tres crías de aguilucho ceniciento, una especie en peligro de extinción, en una finca de ese término municipal.

En el pasado mes de octubre, la titular del Juzgado de lo Penal número 3 de Lleida absolvió a Grau por el delito contra la fauna y, en cambio, lo condenó a seis meses de prisión por un delito de desobediencia a los agentes de los Mossos d'Esquadra que intervinieron en su detención. El fiscal había solicitado para el acusado una pena de un año y medio de prisión y una multa de 15.000 euros.

La organización ecologista Ipcena, que se personó en la causa como acusación particular, recurrió contra la sentencia de primera instancia, que ahora ha sido revocada parcialmente por la Audiencia Provincial. Este tribunal considera que la acción de Grau no podía quedar impune y lo ha condenado a pagar una multa de 10 euros diarios durante 16 meses y a satisfacer una indemnización de 5.409 euros.

La primera sentencia declaró probado que el 8 de junio de 2002 Grau se acercó hasta un nido de aguilucho cenizo, debidamente señalizado con balizas por los agentes rurales, en un campo de cereal de Tàrrega, y mató a tres polluelos de menos de dos semanas de vida asfixiándolos. A continuación cogió los animales muertos y los introdujo en el maletero de su coche. Grau quería evitar que las fincas quedaran excluidas de los riegos del futuro canal Segarra-Garrigues.

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