Bustelo dimite al frente de la CMT tras la crisis por el traslado a Barcelona

El presidente del regulador se enfrentó a Montilla, que amenazó con destituir al consejo

El traslado de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) de Madrid a Barcelona, el rotundo rechazo por parte del regulador y el consiguiente choque frontal con el ministro de Industria, José Montilla, acabaron ayer en dimisión. Carlos Bustelo puso su cargo de presidente de la CMT a disposición del Ejecutivo, casi cuatro años antes de agotar su mandato. Bustelo alega las dificultades para "el complejo y delicado traslado" de la sede, en una escueta carta en la que comunica su decisión al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con copia para Montilla, que "aceptará"...

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El traslado de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) de Madrid a Barcelona, el rotundo rechazo por parte del regulador y el consiguiente choque frontal con el ministro de Industria, José Montilla, acabaron ayer en dimisión. Carlos Bustelo puso su cargo de presidente de la CMT a disposición del Ejecutivo, casi cuatro años antes de agotar su mandato. Bustelo alega las dificultades para "el complejo y delicado traslado" de la sede, en una escueta carta en la que comunica su decisión al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con copia para Montilla, que "aceptará" la renuncia.

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Por el momento, asume el cargo de forma interina la actual vicepresidenta, Elisa Robles. No hay fecha para decidir el relevo, pero distintas fuentes apuntaron que es "cuestión de semanas". Los candidatos a presidir la CMT deben ser "personalidades reconocidas y con prestigio en el sector de las telecomunicaciones", explicó Industria.

Al presidente del regulador, organismo independiente a la hora de ejercer sus competencias, pero adscrito al Ministerio de Ciencia y Tecnología (en este caso, las competencias las heredó Industria), lo nombra el Consejo de Ministros, previa comparecencia ante el Congreso bien del ministro de Industria bien del de Economía y vicepresidente del Gobierno. Este último, Pedro Solbes, eludió valorar la decisión de Bustelo, y, pese a "entender" que quiera continuar en Madrid, afirmó que la decisión del Gobierno de trasladar la CMT "tiene gran lógica". Montilla, que mantenía una pésima relación con Bustelo, aseguró que la dimisión, que "respeta", no altera el calendario del traslado, previsto a lo largo de este mismo año.

El relevo

Fuentes de la CMT preferirían a alguien "de dentro del organismo" y, en el inevitable baile de nombres, apuntaron a la conveniencia de Reinaldo Rodríguez, nombrado consejero del regulador por el PSOE. Otras fuentes insistieron en que Montilla quiere al frente de la CMT a una mujer.

Algunas voces en las filas socialistas, y también en Cataluña, señalaban que "tal vez sería mejor que el nuevo presidente no fuera catalán", después del sentimiento de rechazo que ha generado en el seno de la CMT y de sus trabajadores el traslado a Barcelona. Desde el comité de empresa del regulador no se valoró como buena o mala la renuncia de Bustelo. La preocupación sigue por la "incertidumbre" que sienten quienes no pueden o quieren ir a Barcelona. "Igual nos echan a todos", comentaba una empleada. IU y su socio catalán IC-V confiaron en que la dimisión ayude a desbloquear la situación laboral de la CMT, pero la valoraron como un "obstáculo menos a la descentralización".

Los empleados se enteraron de la dimisión del presidente después de que éste lo comunicara a los directores y subdirectores y también a los miembros del consejo, por la mañana. No fue una enorme sorpresa, pero algunos esperaban que Bustelo tardara más tiempo en renunciar. Sus más estrechos colaboradores hablaban de "inmolación".

La explicación de Bustelo fue escueta. El comunicado de la CMT apunta a las "dificultades" opuestas para llevar a cabo el complejo y delicado proceso de trasladar la sede de la Comisión a Barcelona". En la reunión, señaló que se iba porque le habían dejado "sin margen de maniobra", en relación a la creciente presión del Gobierno para que acelerara el traslado a Barcelona. Industria había amenazado con destituirle si Bustelo no se echaba atrás en la resolución del consejo sobre el traslado a Barcelona, que pasaba por mantener dependencias en Madrid.

El PP dijo que Bustelo es "víctima de la prepotencia de Montilla" y cargó contra la "falta de respeto a la autonomía de los organismos públicos" por parte del Gobierno. ERC vio "lógica la dimisión" y aseguró que "ni los trabajadores han apoyado" a Bustelo.

El ya ex presidente sabía que tenía poco tiempo. Su cargo expirará en diciembre de 2008, pero a finales de este año toca la renovación de cuatro de los nueve miembros del consejo: la vicepresidenta Elisa Robles (elegida a propuesta del PP), Luis Bermúdez (PP), Ignacio de Miguel Fernández (IU) y José Pascual González (Coalición Canaria). Fuentes gubernamentales apuntaron que aprovecharían esta renovación para "tener la mayoría". Teniendo en cuenta que el Gobierno está en minoría, apuntaron a la entrada de representantes de confianza, afines al PSOE, sin descartarse la entrada de ERC. Las resoluciones de la CMT se aprueban por mayoría simple, y Bustelo se hubiera enfrentado a un consejo ingobernable en asuntos en que discrepara de Industria.

La mañana de la dimisión pilló casualmente en la CMT al presidente de la Comisión de la Sociedad de la Información del Parlamento catalán, Antoni Fernández Teixidó (CiU), que se reunió con el consejo "para intentar ayudar a resolver los problemas y para que se sepa que en Barcelona se espera a la CMT con gran ilusión". Bustelo le dijo que estaba cansado. No mencionó su dimisión.

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