ELECCIONES EN IRAK | El Kurdistán

Los kurdos se disponen a votar en masa en medio de medidas extremas de seguridad

Los colegios electorales del norte del país se blindan ante el temor a nuevos atentados suicidas

La capital del Kurdistán, la apacible Erbil, parecía ayer una réplica a escala de Bagdad, epicentro del miedo en Irak. Barricadas, tropas en pie de guerra, continuos cacheos y puestos de control que obligan a llevar siempre colgada la credencial de prensa mientras los perros adiestrados husmean en busca de explosivos. En medio de medidas de seguridad excepcionales, más de dos millones de kurdos (de los cerca de 14 millones de electores iraquíes) están llamados hoy a las urnas en los primeros comicios tras el derrocamiento de Sadam Husein.

Los líderes políticos del Kurdistán confían en q...

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La capital del Kurdistán, la apacible Erbil, parecía ayer una réplica a escala de Bagdad, epicentro del miedo en Irak. Barricadas, tropas en pie de guerra, continuos cacheos y puestos de control que obligan a llevar siempre colgada la credencial de prensa mientras los perros adiestrados husmean en busca de explosivos. En medio de medidas de seguridad excepcionales, más de dos millones de kurdos (de los cerca de 14 millones de electores iraquíes) están llamados hoy a las urnas en los primeros comicios tras el derrocamiento de Sadam Husein.

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Los líderes políticos del Kurdistán confían en que la máxima protección de los colegios electorales favorezca la alta participación de votantes prevista en el Kurdistán.

El teniente de la policía Ahmed defiende el colegio electoral número 209.006 de Irak con medio centenar de agentes como si fuera un fortín asediado. Asegura que lleva dos noches sin dormir y que no descansará hasta que los 3.000 electores registrados en el centro de votaciones de Dazgai Shaid, en el corazón de Erbil, hayan depositado sus sufragios y los presidentes de las mesas electorales hayan despachado todas las actas con los resultados en dirección a Bagdad.

"Por supuesto que tenemos miedo, pero las condiciones de seguridad son suficientes y además", se jactaba ayer Ahmed, "somos kurdos". Una primera barrera de alambradas, controlada por civiles armados con rifles, cierra el paso a casi 500 metros del colegio electoral. A 200 metros, una segunda barricada de bloques de cemento, protegida por policías en uniforme de campaña, impide toda circulación de vehículos. Y, a la puerta del edificio público de oficinas donde se hallan las urnas, fuerzas de élite kurdas, los temidos peshmergas de boina roja, montan el último control.

En la azotea, el teniente Ahmed ha destacado también un pelotón con una ametralladora pesada que asoma entre sacos terreros. Con casi todas las calles sembradas de obstáculos infranqueables, los responsables de las fuerzas de seguridad temen más a los terroristas suicidas -que ocultan bajo los amplios ropajes kurdos cinturones y chalecos con explosivos- que a los coches bomba. Esto fue precisamente lo que ocurrió ayer en Jane-quin, en la frontera con Irán, donde un suicida mató al menos a cinco personas al detonar su carga explosiva ante un colegio electoral colindante con una comisaría. Otro atentado -esta vez un coche bomba que estalló la noche del viernes ante la sede del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) en Dohuk y que se cobró al menos cuatro vidas- sirvió también para intentar sembrar el miedo a votar entre los kurdos.

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En el aparentemente inexpugnable colegio electoral del teniente Ahmed todo estaba previsto para canalizar hoy un elevado flujo de votantes a través de pasillos de cintas de plástico, flechas y carteles con el anagrama de la Comisión Electoral. Las aglomeraciones son previsibles, ya que todas las personas serán cacheadas antes de acceder a los centros de votación.

Tanto el líder del PDK, Masud Barzani, como su socio de coalición de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), Yalal Talabani, han afirmado que esperan que la alta participación contribuya a reafirmar la autonomía del Kurdistán frente al nuevo Gobierno de Bagdad. Pero a pesar de la alerta máxima de seguridad, la actividad política no se interrumpió ayer en Erbil. La policía obligó a los militantes del Movimiento por el Referéndum, que impulsa la convocatoria de una consulta popular sobre autodeterminación, a desmontar los tenderetes instalados ante los colegios electorales para recabar el apoyo de los votantes a su iniciativa.

Referéndum paralelo

"En la campaña del año pasado ya recogimos más de un millón y medio de firmas", explica Karwan Abdulá, responsable del movimiento político. "Los líderes kurdos tienen que escuchar la opinión de la gente, que está mayoritariamente a favor de un Kurdistán independiente. No queremos ser menos que Quebec o Timor", agrega este profesor kurdo de 48 años, que vivió exiliado en Suecia durante más de una década.

El Movimiento por el Referéndum ha insistido en que organizará hoy una consulta paralela -en principio, con urnas y papeletas- ante los centros de votación de la región, incluidos los barrios kurdos de Kirkuk y Mosul, para que los electores se pronuncien entre un Kurdistán independiente o federado con Irak. "Aunque el nuevo Gobierno central confirme que mantendrá nuestra autonomía, seguiremos adelante con la iniciativa de un referéndum de autodeterminación organizado por la ONU", advertía ayer Abdulá. "No confiamos en los líderes árabes surgidos tras la caída de Sadam, siguen siendo centralistas", concluye.

Un policía prepara las urnas de un colegio electoral que abrirá hoy sus puertas en Irak.REUTERS

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