Reportaje:

Sin trabajo y sin techo

Cientos de inmigrantes deambulan por los campos de Córdoba en busca de algún tajo y duermen al raso por falta de albergues

Quince rumanos esperan sentados en el centro de la plaza de España de Montoro (Córdoba). Aguardan la llegada de algún patrón que les dé trabajo en la recolección de la aceituna. Esperan, pero todavía no hay trabajo porque la campaña no ha comenzado. "Nos han dicho que habrá mañana", afirma Petrus, de 23 años, quien lleva dos días en el pueblo y, aunque no tiene permiso de trabajo, dice que un "amigo que estuvo aquí el año pasado" le contó que podría recoger aceitunas. Otro compañero suyo, Basilio, de 46 años, insiste en que les han dicho que "mañana" vendrá el patrón a contratar a alguno de el...

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Quince rumanos esperan sentados en el centro de la plaza de España de Montoro (Córdoba). Aguardan la llegada de algún patrón que les dé trabajo en la recolección de la aceituna. Esperan, pero todavía no hay trabajo porque la campaña no ha comenzado. "Nos han dicho que habrá mañana", afirma Petrus, de 23 años, quien lleva dos días en el pueblo y, aunque no tiene permiso de trabajo, dice que un "amigo que estuvo aquí el año pasado" le contó que podría recoger aceitunas. Otro compañero suyo, Basilio, de 46 años, insiste en que les han dicho que "mañana" vendrá el patrón a contratar a alguno de ellos.

Petrus y Basilio acaban de llegar al pueblo desde Madrid. Durante dos o tres días podrán dormir y ducharse en el local que Cáritas tiene en Montoro. Luego, se tendrán que buscar la vida, como ha hecho Florin. Este hombre ha acampado en la rivera del río Guadalquivir con diez familiares, dos de ellos niños. "Siempre nos dicen que mañana habrá trabajo, pero no hay", afirma. Florin está desesperado. Lleva dos semanas en Montoro y sólo ha conseguido trabajo una jornada. "¿Cómo me pueden ayudar?", pregunta.

La APIC califica la ausencia de alojamientos como "desastre institucional"
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El alcalde de este municipio de 9.500 habitantes, Antonio Sánchez (PSOE), se confiesa desbordado por la llegada de inmigrantes, en su mayoría de origen rumano. Cuenta que, tradicionalmente, Montoro es de los primeros pueblos en comenzar la campaña, pero que este año los inmigrantes se han adelantado con la esperanza de conseguir algo de trabajo. A principios de la semana pasada, había alrededor de 300 personas acampadas donde ahora están Florin y su familia. La Policía Local y la Guardia Civil las desalojaron. Su destino: seguir vagando por los pueblos olivareros de Córdoba hasta conseguir un tajo y algún sitio para dormir. Es imposible calcular cuántos inmigrantes deambulan por la provincia, pero la Asociación Pro Inmigrantes de Córdoba (APIC) sostiene que este mes han contabilizado a unas 600 personas viviendo en asentamientos.

"Es un desastre institucional, no hay ni un solo albergue público en toda la provincia para los inmigrantes que están llegando", afirma Mikel Araguase, director de APIC, quien señala directamente como responsables a las administraciones provincial y autonómica. Estas dos instituciones reconocen que no existen albergues específicos para los temporeros inmigrantes como los hay en Jaén.

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Rafael Jiménez, coordinador de política migratoria de la Junta en Córdoba, explica que, anualmente, se ofertan a los ayuntamientos ayudas específicas para cubrir las necesidades de alojamiento de los temporeros inmigrantes. Hasta ahora, sólo las han solicitado dos municipios en la provincia de Córdoba: Valenzuela y Villanueva del Duque. Pero ¿por qué no han pedido más pueblos estas subvenciones si los inmigrantes llevan años yendo a la recogida de la aceituna? Jiménez habla de "desconocimiento de la existencia de estas ayudas", aunque también apunta al "miedo que pueden tener algunos alcaldes a verse desbordados". Es decir, el efecto llamada, que tantas veces aparece en los medios de comunicación.

El alcalde de Palma del Río, Salvador Blanco (PSOE), cuenta cómo en su término municipal están acampados unos 40 rumanos a la orilla del río Genil. Aunque su caso no es como el de los pueblos aceituneros -ya que los acampados esperan conseguir trabajo en la recolección de la naranja- explica el temor que tiene su Consistorio a habilitar unas instalaciones específicas para los inmigrantes temporeros. Blanco también teme al efecto llamada.

Respecto a la Diputación provincial, no existe ningún órgano específico que aborde los problemas de alojamiento que tienen los inmigrantes.

El pasado 5 de noviembre, se aprobó en el pleno de esta institución una proposición de Izquierda Unida en la que se instaba a la creación de una mesa para la inmigración en la que estuvieran representados Gobierno central, Junta, Ayuntamientos y colectivos sociales. De momento, no se ha puesto en marcha. Además, se instaba al Gobierno autonómico a "provincializar" el Plan Integral para la Inmigración de Andalucía. El coordinador de política migratoria en Córdoba, explica que este plan, que incluye las necesidades básicas que tiene que cubrir la Junta, será renovado el próximo año. En su actualización, según Jiménez, se intentará acercarlo a los municipios, "que son los que al final tienen más competencias en este asunto".

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