Tribuna:EL PROCESO AUTONÓMICO DE ANDALUCÍA

Más rigor para Blas Infante

El pasado viernes día 5 del presente mes, el profesor y mejor amigo Agustín Ruiz Robledo, publicaba una colaboración donde defendía la existencia de inexactitudes en la propuesta que el Parlamento votará en reconocimiento de la figura de Blas Infante. Acertadamente cuestionaba que ningún historiador había demostrado que fuese nombrado presidente de honor de la futura autonomía. En este sentido, publiqué en 1991 junto a Díaz Arriaza la obra El proceso autonómico de Andalucía durante la II República en cuya página 156 se aludía ya al tema. Más tarde, en ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El pasado viernes día 5 del presente mes, el profesor y mejor amigo Agustín Ruiz Robledo, publicaba una colaboración donde defendía la existencia de inexactitudes en la propuesta que el Parlamento votará en reconocimiento de la figura de Blas Infante. Acertadamente cuestionaba que ningún historiador había demostrado que fuese nombrado presidente de honor de la futura autonomía. En este sentido, publiqué en 1991 junto a Díaz Arriaza la obra El proceso autonómico de Andalucía durante la II República en cuya página 156 se aludía ya al tema. Más tarde, en El Ideal Andaluz en la II República. La Asamblea regional Andaluza de 1933 junto al profesor Hijano hacíamos alusión al nombramiento en referencia siempre a la "Junta Regional" (pág. 451). A falta de actas de lo que fue la última de las asambleas proautonomistas de la II República (5 de julio de 1936), el dato se extrajo de la Hoja del Lunes un día más tarde (pág. 3). Es más, ya en otro estudio que defendí ante el VII Congreso sobre el Andalucismo Histórico denominado Frente Popular y recuperación del impulso autonómico, (editado en 1996 por la citada Fundación), a la vez que hacía constar el decidido pero tardío apoyo del Frente Popular al proyecto, hecho que sin duda subraya la aclamada nominación que se realiza, alertaba sobre las denominaciones existentes en otros medios de comunicación dos días después de tener lugar: Junta de propaganda, Junta proestatuto, Comisión Ejecutiva pro-estatuto,... pero nunca de una autonomía que si bien tuvimos encaminada, nunca se llegó a materializar.

Como culminación de aquel periodo histórico donde hemos podido ya documentar que más de 200 municipios andaluces respaldaron la necesidad de autonomía para Andalucía, podemos concluir que el golpe militar cegó violentamente un camino normalizado para el que se llegó a contar con cinco anteproyectos. No obstante, no es del todo riguroso defender que en septiembre de aquel trágico año, se hubiese culminado el proyecto.

Y es que a Infante se le ha interpretado mucho pero se le ha documentado poco. Durante nuestra transición se escribió rápido sobre él y las nuevas investigaciones no han sido adecuadamente publicitadas ni por la Junta, ni por la Fundación que lleva su nombre. No pocas veces Infante ha sido objeto de compra venta, se ha convertido en un fetiche justificador de pactos políticos o ha sido manoseado, algunas veces como tótem u otras como tabú, y ello no contribuye a un mayor ni exacto conocimiento del personaje. Va siendo hora de percibirlo con la rigurosidad de los datos y una obligada contextualización histórica lejos de interpretaciones hagiográficas.

En paralelo, comparto con Ruiz Robledo la necesidad de que nuestros políticos consulten a los especialistas desde la Cámara andaluza. Ahora que hablamos de reforma del Estatuto, entiendo que Infante puede entrar por méritos propios en un futuro preámbulo de dicha Ley. Podrían introducirse, por ejemplo, que nuestra primera petición documentada de autonomía fue en 1918, o que el 4 de diciembre de 1977 y el 28 de febrero de 1980 son hitos también consustanciales al autogobierno que vivimos. Aún recordamos la marcha atrás que hace algunos años dio la Consejería de Educación y Ciencia, cuando, mal asesorada por un poetizo de apellidos cacofónico -de cuyo nombre no quiero acordarme-, tuvo que retirar un material didáctico para escolares donde se afirmaba que el referéndum del 28F se repitió en Almería para llegar a la autonomía,...

Va siendo hora de una rigurosidad que a todos nos beneficia. Si uno ojea algunas páginas de la Junta de Andalucía en Internet parece que la institución -por ejemplo- parece resistirse a reconocer que ya nació con dicho nombre, y como órgano de gobierno con personalidad jurídica propia en 1978 junto a otras tantas Consejerías y Consejeros los cuales ya fueron nominados como tales durante el periodo de Fernández Viagas. Al mismo decreto de creación del ente preautonómico nos remitimos. Creo que ha llegado el momento de que la Historia también coincida con el Derecho y esté vigente con seriedad y respeto en la Ley. De no ser así, flaco favor le hacemos a su figura y a los propios andaluces.

Manuel Ruiz Romero es Doctor en Historia e investigador.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Archivado En