SEIS MESES DESPUÉS DEL 11-M

Cerca de 100.000 madrileños sufrieron estrés postraumático a raíz de la matanza

Un estudio identifica los grupos que tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades mentales

Seis meses han pasado ya. Medio año que ha sido media vida para las miles de personas afectadas por los salvajes atentados del 11-M, también para las que sufren las secuelas psicológicas de la tragedia. Un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense ha determinado que un 4% de los madrileños (96.000) sufrían de estrés postraumático (EPT) en el mes posterior al drama. Los autores del estudio aseguran que los grupos más vulnerables a esta enfermedad son aquellos que carecen de apoyo social, los que pasaron crisis de ansiedad el 11-M y aquellos que sufrían traumas previos....

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Seis meses han pasado ya. Medio año que ha sido media vida para las miles de personas afectadas por los salvajes atentados del 11-M, también para las que sufren las secuelas psicológicas de la tragedia. Un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense ha determinado que un 4% de los madrileños (96.000) sufrían de estrés postraumático (EPT) en el mes posterior al drama. Los autores del estudio aseguran que los grupos más vulnerables a esta enfermedad son aquellos que carecen de apoyo social, los que pasaron crisis de ansiedad el 11-M y aquellos que sufrían traumas previos.

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Un equipo de más de 80 profesionales de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid ha realizado un estudio que determina el impacto de la tragedia en las mentes de los madrileños. Se realizaron 1.265 entrevistas telefónicas a ciudadanos elegidos al azar en los 21 distritos de la ciudad. También se entrevistó a 324 personas que viven en un radio de un kilómetro alrededor de las tres zonas cero de los atentados, y a 117 víctimas directas. Otros 165 cuestionarios se presentaron al personal de los servicios de emergencia hasta alcanzar las 1.871 encuestas en total. Estas entrevistas han proporcionado 800.000 datos que ahora se están interpretando.

- Ataques de ansiedad. Un primer indicio del impacto sufrido por la ciudad es que el 10,9% de la población madrileña sufrió ataques de pánico en el mes que siguió al 11-M, según el estudio. La población adulta de la ciudad supera los 2,4 millones de habitantes, por lo que 260.000 de ellos pueden haber sufrido crisis de ansiedad, que a menudo acompañadas de otros factores pueden originar un grave problema psicológico: el estrés postraumático (EPT). Otro dato: el 19% de la población conocía a alguien que fue herido o muerto en los atentados, proporción que se eleva al 45% en las zonas cercanas a los tres lugares donde estallaron las bombas.

La página web de la Sociedad Española para el Estudio del Estrés y la Ansiedad (www.ucm.es/info/saes), además de dar consejos y pistas para comprender el EPT, también lo define: "El trastorno de estrés postraumático se origina tras haber sufrido u observado un acontecimiento altamente traumático (atentado, violación, asalto, secuestro, accidente...), en el que está en juego la vida de las personas. Las imágenes de la situación traumática vuelven a reexperimentarse una y otra vez (flashback), en contra de la propia voluntad, a pesar del paso del tiempo, imaginándolo con todo lujo de detalles, acompañado de intensas reacciones de ansiedad (preocupación, miedo intenso, falta de control, alta activación fisiológica, evitación de situaciones relacionadas...)".

Un 4% de la población adulta madrileña, 96.000 habitantes, sufrían EPT un mes después de los atentados, según el estudio de la Complutense.

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- El EPT tenderá a remitir. Juan José Miguel, catedrático de Psicología de la Complutense y director del equipo investigador, explica que "en circunstancias normales, la prevalencia de EPT [proporción de personas que sufren una enfermedad con respecto al total de la población en estudio] es del 1%". Miguel matiza que del 4% de madrileños aquejados de EPT al mes de los atentados "sólo el 1,6% es directamente atribuible al 11-M, y el 2,4% que resta puede haberse producido al mezclarse las condiciones psicológicas previas con el impacto desencadenante del estrés que supusieron los atentados". El catedrático asegura que cuando el EPT afecta a mucha gente a partir de un acontecimiento brutal y generalizado, "el trastorno tiende a ser más agudo, pero remite antes". Miguel prevé que la dolencia decaiga en los próximos meses sobre todo entre los no afectados directamente.

El EPT agudo se prolonga tres meses si es bien tratado, aunque se puede cronificar o aparecer al cabo del tiempo: "Un porcentaje pequeño de madrileños puede presentar síntomas de EPT a los seis meses de los atentados, cuando no lo sufrían antes". Itziar Iruarrizaga, profesora de Psicología Básica de la Complutense alerta de que el EPT puede aparecer ahora en "personas que se han dedicado a cubrir emocionalmente al más débil de la familia desde el 11-M".

- Grupos más vulnerables. Las personas con un "bajo apoyo social" (familia, amigos, pareja) tienen tres veces más probabilidad de desarrollar EPT que el resto de la población ante un acontecimiento como el del 11-M; también multiplican por 2,5 el riesgo de sufrir depresión. En segundo lugar, también influye el haber tenido una crisis de ansiedad a raíz de los atentados: los que tuvieron ataques de pánico (los síntomas son el miedo a morir, a volverse loco, nerviosismo e hiperventilación, entre otros) tienen nueve veces más posibilidades de tener un trastorno de EPT; la exposición de este grupo frente a la depresión cuadruplica la del resto de encuestados.

Las experiencias traumáticas previas a los atentados -"lo que ha llovido sobre uno en el año previo al 11-M", según el profesor Antonio Cano-Vindel, otro de los responsables del estudio- añaden riesgo al estado psicológico de los que vivían en Madrid el 11 de marzo: "Aquellas personas que habían tenido tres o más estresores vitales en el año anterior al 11-M multiplicaron por 14 la probabilidad de sufrir EPT desde que estallaron las bombas". El estresor vital es una perturbación potente del individuo (la muerte de un familiar o la pérdida del trabajo) ante la que los recursos propios para reaccionar no son suficientes.

- "Hay que buscar ayuda". "Lo que no se debe hacer es dar ansiolíticos a aquellos que sufren EPT y no proporcionarles información sobre su dolencia y una asistencia psicológica continuada", aconseja Cano-Vindel. "Si a uno le duele el pie porque tiene una piedra en el zapato se le puede dar un analgésico y se le pasará el dolor por el momento, pero no se curará si no se le retira la piedra; lo mismo ocurrirá si nos limitamos a prescribir tranquilizantes", sentencia este profesor, que reclama un mayor esfuerzo de la Administración en la atención psicológica a los afectados del 11-M. Cano-Vindel anima a los allegados y familiares de víctimas "que están sufriendo en silencio a que busquen ayuda".

- Terapias. "Los psicólogos podemos fortalecer la red social del individuo; prepararle para que evite, controle o sepa enfrentarse a los ataques de pánico por medio de técnicas de desactivación como el control respiratorio; y también existen técnicas cognitivas que les enseñan a reinterpretar los estresores, la manera en que procesan la información relativa al estrés", explica Miguel. "Se trata de ayudar a los afectados a sustituir los pensamientos intrusivos, obsesivos", añade Iruarrizaga.

Hoy se han cumplido 184 interminables noches en la casa de al lado o en la del vecino de enfrente. Miles de personas afectadas psicológicamente por el acontecimiento más traumático que nunca imaginaron vivir sufren todavía los atentados en la memoria, que repite el drama una y otra vez.

Clara Barrera, ecuatoriana, con sus dos hijos y dos nietos, recibe información para su regularización en España.LUIS MAGÁN

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