Editorial:

Ocultación inadmisible

La negativa de la dirección del hospital público de Alcorcón (Madrid) a informar a siete de sus pacientes de cáncer del origen de la infección de hepatitis C, contraída durante su tratamiento, constituye un acto de ocultación inadmisible, por más que se haya intentado justificar con el argumento de no causar una alarma innecesaria. Esa actitud parece inscribirse más bien en una estrategia de ganar tiempo y diluir posibles responsabilidades médicas y administrativas.

La situación está siendo investigada de oficio por el Defensor del Pueblo y la Defensora del Paciente de la Comunidad de M...

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La negativa de la dirección del hospital público de Alcorcón (Madrid) a informar a siete de sus pacientes de cáncer del origen de la infección de hepatitis C, contraída durante su tratamiento, constituye un acto de ocultación inadmisible, por más que se haya intentado justificar con el argumento de no causar una alarma innecesaria. Esa actitud parece inscribirse más bien en una estrategia de ganar tiempo y diluir posibles responsabilidades médicas y administrativas.

La situación está siendo investigada de oficio por el Defensor del Pueblo y la Defensora del Paciente de la Comunidad de Madrid. También la fiscalía examina si ha habido negligencia y a quién es achacable. Existe materia sobre la que investigar, sin excluir la de carácter penal. La dirección del hospital sabe desde el mes de marzo, aunque a estas fechas sigue sin comunicárselo oficialmente a los pacientes afectados, que el origen del contagio es una jeringuilla o aguja utilizada con un enfermo de hepatitis C y con la que se contaminó un suero o fluido administrado a los pacientes contagiados.

Hay, pues, dos cuestiones a dilucidar. De un lado, el silencio de la dirección del hospital sobre la existencia del brote de hepatitis C y su negativa a informar a los afectados, vulnerando un derecho consagrado en la Ley General de Sanidad. De otro, el hecho verdaderamente llamativo de que en un centro hospitalario pueda reutilizarse una jeringuilla, en contra de todas las cautelas previstas en los protocolos sanitarios. Si se trató de una negligencia, como señala el hospital, es gravísima y habrá que investigar cómo pudo producirse. El episodio pone en evidencia la tendencia de los hospitales españoles a silenciar sus faltas desde un corporativismo que atropella los derechos de los pacientes.

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