EL FUTURO DE IRAK

La reconstrucción que no despega

Sólo están en marcha 136 de los 2.300 proyectos previstos antes de la transferencia

Antes de abandonar Irak, el administrador civil de Estados Unidos, Paul Bremer, admitió que "lo que más lamentaba era no haber podido acelerar la reconstrucción del país". Sólo están en marcha 136 de los 2.300 proyectos que había previsto financiar con los 18.400 millones de dólares aprobados en Washington. Aunque Bremer ha achacado el retraso a "la lentitud burocrática", lo cierto es que la inseguridad, la mala gestión de empresas como Halliburton y la deficiente supervisión de las contratas han sido factores igualmente determinantes, de acuerdo con varias fuentes consultadas.

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Antes de abandonar Irak, el administrador civil de Estados Unidos, Paul Bremer, admitió que "lo que más lamentaba era no haber podido acelerar la reconstrucción del país". Sólo están en marcha 136 de los 2.300 proyectos que había previsto financiar con los 18.400 millones de dólares aprobados en Washington. Aunque Bremer ha achacado el retraso a "la lentitud burocrática", lo cierto es que la inseguridad, la mala gestión de empresas como Halliburton y la deficiente supervisión de las contratas han sido factores igualmente determinantes, de acuerdo con varias fuentes consultadas.

Precisamente bajo la premisa de agilizar la reconstrucción le otorgaron hace más de un año contratas sin licitación a Halliburton y a Bechtel, las dos empresas encargadas de las obras de mayor envergadura -presupuestadas en 6.800 millones de dólares-, porque, según dijeron entonces los ingenieros del Pentágono, "tenían gran experiencia para lograr resultados en poco tiempo". La realidad ha demostrado "lo contrario", explica William Hartung, analista de World Policy Institute y autor del libro Papá, ¿cuánto te estás embolsando con la guerra? Una guía sobre el enriquecimiento en la Administración Bush. Hartung dice que "muchas empresas se han aprovechado del caos de la guerra".

En torno al 20% de los fondos previstos para obras se han desviado a la seguridad
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No sólo del caos. El propio sistema de supervisión de las obras se ha prestado a abusos. Como el Pentágono y la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) no contaban con suficiente personal para supervisar los trabajos, pues se lo encargaron a empresas de Estados Unidos. Son empresas con conflictos de intereses, según denuncia el congresista Robert Waxman en un informe al que ha tenido acceso este diario, que será discutido a fines de julio en el comité de la Cámara que investiga las contratas. Se citan casos como el de Parsons y Parsons-Brinckerhoff, a las que han pagado 43 millones de dólares para que supervisen reparaciones de tendido eléctrico por importe de 1.600 millones de dólares que realizan Fluor, Washington Group International, AMEC, y Perini, que a su vez son subcontratistas de Bechtel. El problema es que Parsons y Fluor tienen negocios conjuntos en Kazajistán que valen 90 veces más que el contrato de supervisión. Además, Parsons y Bechtel son socios en la principal contrata de infraestructura eléctrica y aguas de Irak, por importe de 1.800 millones de dólares.

En el capítulo de mala gestión, Halliburton se lleva la palma. La empresa que presidió el vicepresidente Dick Cheney hasta que asumió su cargo en la Casa Blanca es objeto de varias investigaciones por sobrecargar al Ejército 61 millones de dólares en transporte de gasolina y 70 millones en comidas y lavandería de las tropas. Es también conocido el hábito de Halliburton de abandonar camiones nuevos cuando se les pincha una rueda, o de acomodar a sus empleados en hoteles de lujo.

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Son ejemplos que explican en parte el desperdicio de fondos destinados a las obras. Otra cantidad, en torno al 20%, se ha desviado a gastos de seguridad. Pero el principal obstáculo para el avance ha sido el cuentagotas con el que han distribuido las contratas y el dinero. De los 18.400 millones donados por Estados Unidos sólo 5.300 se han "comprometido", aunque sobre el papel han "identificado" proyectos por valor de 9.000 millones, señala el portavoz de Gestión de Proyectos del Pentágono en Irak, John Procter.

Claro que peor es el caso de los fondos de la Conferencia de Donantes de Madrid, celebrada en otoño de 2003. De los 13.000 millones de dólares ofrecidos sólo se han materializado 2.000 millones. Los compromisos incumplidos en Madrid y en Washington se han traducido en menos agua y luz para los iraquíes. Y menos petróleo, que es el sector clave de la economía, con el que se financia un 90% del presupuesto nacional.

La meta original para el 30 de junio, fecha prevista de la transferencia de poder, que finalmente se adelantó al 28, de emplear a 1,5 millones de iraquíes, producir 6.000 megavatios diarios, restablecer el agua y alcantarillado, reconstruir 3.000 colegios y extraer 3,5 millones de barriles de petróleo diarios se ha recortado considerablemente: se extraen 2 millones de barriles; han dado trabajo a 25.000 iraquíes, y se generan 4.500 megavatios. El balance más positivo es en la reparación de colegios, 2.356; el restablecimiento del sistema bancario y la mejora del servicio telefónico, así como el reequipamiento de 600 clínicas y la vacunación de un 85% de la población infantil.

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