La Guardia Civil alertó en 2003 del riesgo de atentados islamistas por la guerra de Irak

Un informe reservado de la Subdirección General de Operaciones de la Guardia Civil, fechado el 12 de marzo de 2003 (ocho días antes del comienzo de la guerra de Irak), avisaba que, de la evolución de la crisis en el país árabe, "no puede descartarse la comisión de actos ilícitos de diversa índole, incluso de carácter terrorista" por parte de "grupos radicales, incluidos movimientos extremistas musulmanes". Se trata de una orden de servicio dictada por el subdirector general de operaciones de la Guardia Civil, general Vicente Faustino Pellicer, que ha sido remitida a la comisión de investigació...

Un informe reservado de la Subdirección General de Operaciones de la Guardia Civil, fechado el 12 de marzo de 2003 (ocho días antes del comienzo de la guerra de Irak), avisaba que, de la evolución de la crisis en el país árabe, "no puede descartarse la comisión de actos ilícitos de diversa índole, incluso de carácter terrorista" por parte de "grupos radicales, incluidos movimientos extremistas musulmanes". Se trata de una orden de servicio dictada por el subdirector general de operaciones de la Guardia Civil, general Vicente Faustino Pellicer, que ha sido remitida a la comisión de investigación sobre el 11-M. Según se explica en el documento, del que informa Europa Press, la posible escalada de la crisis de Irak "aconseja adoptar una serie de medidas de seguridad en todo el territorio nacional para evitar actos de carácter ilícito que, en relación con dicho conflicto, puedan alterar la seguridad interna".

La Subdirección de Operaciones señala que las movilizaciones de protesta protagonizadas por organizaciones políticas y sociales contrarias a la guerra "pudieran ser aprovechadas por grupos radicales", incluidos islamistas, para cometer "actos ilícitos penales", entre los que incluía "sabotajes y atentados terroristas, tanto en el interior del territorio nacional" como en aviones.

El informe recomendaba extremar la vigilancia, especialmente en inteligencia. Así, se ordenaba reforzar la protección en lugares estratégicos y en los aeropuertos y aumentar la presencia policial en estaciones de trenes y autobuses. Esta orden de servicio fue trasladada a los responsables políticos de las fuerzas de seguridad.