Editorial:

En el laboratorio global

Si algún sector está plenamente implicado en la globalización económica ése es el farmacéutico. Los requerimientos de las enfermedades son universales y en el mercado farmacéutico mundial se ha intensificado la competencia debido al alto valor añadido de los medicamentos y las costosas inversiones en investigación que requieren los nuevos productos que se dirigen a los consumidores, y no sólo para curar enfermedades. La respuesta a esa competencia es el aumento de tamaño de las empresas mediante fusiones y adquisiciones. La compra del grupo franco-alemán Aventis por parte de la sociedad france...

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Si algún sector está plenamente implicado en la globalización económica ése es el farmacéutico. Los requerimientos de las enfermedades son universales y en el mercado farmacéutico mundial se ha intensificado la competencia debido al alto valor añadido de los medicamentos y las costosas inversiones en investigación que requieren los nuevos productos que se dirigen a los consumidores, y no sólo para curar enfermedades. La respuesta a esa competencia es el aumento de tamaño de las empresas mediante fusiones y adquisiciones. La compra del grupo franco-alemán Aventis por parte de la sociedad francesa Sanofi-Synthélabo responde punto por punto a esas exigencias del mercado. La Comisión Europea ha autorizado la operación con la condición de que el grupo resultante venda algunas licencias farmacéuticas, como la vitamina B12 en Francia, el producto Perfan en Bélgica y Reino Unido o el Hexopal en Irlanda, para evitar posiciones de dominio del mercado.

Pero también en este sector la competencia se ha intensificado por razones que no son enteramente de mercado. Los gobiernos están presionando intensamente para extender el consumo de medicamentos genéricos, y todavía más para reducir el plazo que medie entre la aparición de un medicamento y su conversión en genérico. Por estas razones, la rentabilidad de las compañías tiende a reducirse y les impulsa a buscar economías de escala. Sobre todo en Europa, cuyos laboratorios farmacéuticos cuentan con la desventaja de competir en el mercado mundial con empresas norteamericanas de mucho mayor tamaño.

La operación de Sanofi-Synthélabo confirma que los laboratorios europeos quieren competir abiertamente con los productos estadounidenses en condiciones de igualdad, y que la Comisión Europea ha entendido el mensaje sin perder por ello el rigor de exigir que se mantengan ciertas garantías de competencia.

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