La tuberculosis crece en 300.000 casos al año y se hace más resistente

El 12% de los enfermos padece además sida

La tuberculosis, flagelo del siglo XIX, no sólo ha regresado, sino que en gran parte de los casos se ha vuelto resistente a los tratamientos, basados en los antibióticos. La pandemia mata a dos millones de personas al año y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), causa 300.000 nuevos casos anuales en su variante resistente a los fármacos.

Este tipo de tuberculosis devasta Europa oriental y Asia central: en 1995 había en esa región 30.000 infectados, y en 2000 eran ya 1,5 millones. En Estonia, Letonia, Lituania, Federación Rusa, Kazajistán y Uzbekistán, un 14% de los casos no a...

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La tuberculosis, flagelo del siglo XIX, no sólo ha regresado, sino que en gran parte de los casos se ha vuelto resistente a los tratamientos, basados en los antibióticos. La pandemia mata a dos millones de personas al año y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), causa 300.000 nuevos casos anuales en su variante resistente a los fármacos.

Este tipo de tuberculosis devasta Europa oriental y Asia central: en 1995 había en esa región 30.000 infectados, y en 2000 eran ya 1,5 millones. En Estonia, Letonia, Lituania, Federación Rusa, Kazajistán y Uzbekistán, un 14% de los casos no admite tratamiento clásico. La resistencia de la tuberculosis a los medicamentos es 10 veces mayor en esa zona que en el resto del mundo, y los contagios crecen especialmente entre la población carcelaria. También ha aumentado el mal en China, Ecuador, Israel y Suráfrica.

La tuberculosis es, además, la principal enfermedad asociada al sida. En 1995, según Médicos Sin Fronteras (MSF), sólo se asociaba al sida el 4% de casos de tuberculosis. Pero en 2000 ya subían al 12%. Las tres cuartas partes de estos casos corresponden a África, y prácticamente el cuarto restante afecta a Asia.

Los expertos piden que, dada la gravedad de la situación, la comunidad internacional invierta más en potenciar la llamada estrategia DOTS. Ésta incluye el análisis de pacientes sintomáticos que acuden a consulta, tratamiento de seis a ocho meses, suministro ininterrumpido de fármacos y registro de los casos. Pero donde hay elevada prevalencia de sida, el control falla, porque esa estrategia no se diseñó para un contexto de asociación con el sida. De ahí que MSF exija un esfuerzo claro en la investigación de nuevos fármacos: "Cuando los intereses comerciales obstaculizan el desarrollo de un tratamiento potencial, los Gobiernos deben intervenir". A juicio de esta ONG, la estrategia DOTS sólo ha aportado un nivel significativo de curaciones en Vietnam y Perú.

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