Reportaje:LOS PLANES DE ZAPATERO | Política territorial

La recuperación del diálogo

Con la victoria del PP, el choque de trenes era inevitable. Ahora, la colisión, si es que se produce, al menos se retrasará en el tiempo". Así ve un veterano ex político la situación que se perfila en el País Vasco con la inopinada victoria del PSOE. Las mismas viejas cuestiones de la política vasca siguen estando sobre la mesa, pero los resultados del 14-M han cambiado algunos jugadores, han aireado la atmósfera viciada que rodeaba la partida y han abierto el abanico de posibilidades. Por una vez, la incertidumbre no es de signo negativo en Euskadi.

Personas del entorno del ...

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Con la victoria del PP, el choque de trenes era inevitable. Ahora, la colisión, si es que se produce, al menos se retrasará en el tiempo". Así ve un veterano ex político la situación que se perfila en el País Vasco con la inopinada victoria del PSOE. Las mismas viejas cuestiones de la política vasca siguen estando sobre la mesa, pero los resultados del 14-M han cambiado algunos jugadores, han aireado la atmósfera viciada que rodeaba la partida y han abierto el abanico de posibilidades. Por una vez, la incertidumbre no es de signo negativo en Euskadi.

Personas del entorno del lehendakari aseguraron que las conversaciones telefónicas mantenidas por Ibarretxe con Rodríguez Zapatero tras la noche de las elecciones fueron "más allá de la simple felicitación". Sin embargo, sería ilusorio esperar gestos con contenido de forma inmediata. El plan Ibarretxe, aunque lleve su apellido, no se limita a una iniciativa del lehendakari. Contiene la apuesta política de fondo del PNV, de la que no puede prescindir en las circunstancias actuales porque le resulta útil en varios sentidos. Define una estrategia a medio plazo para mantener la hegemonía, aglutina ideológicamente a una militancia nacionalista heterogénea y representa un cebo atractivo para atraer a los restos del naufragio de Batasuna. Los socialistas temen que el PNV no va a apearse de su propuesta de nuevo Estatuto y los peneuvistas sólo alimentan vagas esperanzas de obtener de Rodríguez Zapatero algo distinto al rotundo no que ya tenían de Aznar.

El entorno del 'lehendakari' asegura que la conversación de Ibarretxe con Zapatero la noche electoral fue "más allá de la simple felicitación"
El debate sobre el 'plan Ibarretxe' que se inicia mañana en el Parlamento vasco carece ya de la carga de desafío que tendría si hubiera ganado el PP
La apelación a Cataluña y Andalucía, utilizada por el 'lehendakari' a favor de sus tesis revisionistas, puede volverse en su contra
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Sin embargo, el clima ha cambiado. Todos hablan de "diálogo" y de un "nuevo ciclo político", cuya concreción más segura supondrá la recuperación de las relaciones institucionales entre los Gobiernos central y vasco, suspendidas con el PP. El pasado martes, en una comparecencia solemne, Ibarretxe ofrecía al líder socialista "mano tendida y manos abiertas", aunque evitaba cuidadosamente pronunciarse sobre una eventual hibernación de su propuesta, en atención a la abrumadora agenda que se le impone a Rodríguez Zapatero. "A mí [el problema vasco] me parece el más grande del mundo", contestó elusivamente cuando una periodista le insistió sobre esta cuestión. Al día siguiente, en una entrevista de radio, el presidente electo declaraba que el lehendakari "sabe" que ni el PSE ni el nuevo Gobierno van a respaldar su plan, aunque ofrecía un "diálogo intenso" para lograr el fin de la violencia y la inserción de Euskadi en una España plural.

El hecho de que mañana comience en el Parlamento vasco el debate en comisión de las enmiendas de totalidad al plan Ibarretxe carece ahora de la carga de desafío que tendría si hubiera ganado el PP. El equipo de Josu Jon Imaz, pese a haber salido fortalecido de la cita electoral (obtuvo su mejor resultado en unas generales), tiene que afrontar acto seguido la segunda vuelta de su pugna con Joseba Egibar por el control del partido -la renovación de las ejecutivas regionales- y no puede dejar dudas de su solidez soberanista. Pero, de momento, nada hay irreversible. "La propuesta tiene mucho recorrido, y se puede acortar o alargar según las circunstancias", se apunta desde el Gobierno vasco, relativizando, en atención a las "nuevas circunstancias", los rígidos plazos que adelantó Ibarretxe para la tramitación de su plan.

Hay otros factores que tener en cuenta. La apelación a Cataluña y Andalucía, utilizada por el lehendakari en favor de sus tesis revisionistas, puede volverse en su contra. El contraste entre un Estatuto catalán posibilista, discutido desde abajo y refrendado con una amplísima mayoría del Parlament resultaría demoledor para la propuesta de Ibarretxe si no logra atraer al menos a los socialistas, segunda fuerza en Euskadi y partido gobernante en España. Y resulta improbable ese acercamiento mientras el plan incorpore contenidos y procedimientos que obligarían, como han subrayado diversos juristas, a una profunda modificación previa de la Constitución.

El proceso de reforma estatutaria que se lleve en parelelo en Cataluña y Andalucía va a poner de manifiesto que el vasco no es el único problema de encaje territorial que reclama respuesta en España, aunque lo agrave y singularice la existencia del terrorismo de ETA. Y la reacción de ésta a la nueva realidad política se presenta como otro condicionante imprevisible. Sobre todo si opta por afirmar hacerse presente a su sangrienta manera, obligando al nacionalismo y al lehendakari a optar y dar prioridad a uno de los dos objetivos que afirman pretender alcanzar simultáneamente con el plan Ibarretxe: la paz (el fin de ETA) y una relación "amable" con España, que traducido significa lo más laxa y bilateral posible.

El lehendakari Ibarretxe entrega el texto de su plan al presidente del Parlamento vasco, Atutxa.SANTOS CIRILO

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