Asesinados en Brasil tres funcionarios que investigaban el esclavismo

El Gobierno brasileño ordenó ayer investigar a fondo el asesinato a sangre fría, el miércoles, de tres inspectores del Ministerio de Trabajo que indagaban acerca de la existencia de trabajo esclavo en las grandes haciendas del Estado de Minas Gerais: Nelson José de Silva, 53 años; Eratóstenes de Almeida, 43; João Bautista Soares, 51, y el chófer que los acompañaba, Ailton Pereira.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que en marzo de 2003, como uno de sus primeros actos de Gobierno, creó el Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Esclavo, afirmó desde Ginebra que los asesinat...

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El Gobierno brasileño ordenó ayer investigar a fondo el asesinato a sangre fría, el miércoles, de tres inspectores del Ministerio de Trabajo que indagaban acerca de la existencia de trabajo esclavo en las grandes haciendas del Estado de Minas Gerais: Nelson José de Silva, 53 años; Eratóstenes de Almeida, 43; João Bautista Soares, 51, y el chófer que los acompañaba, Ailton Pereira.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que en marzo de 2003, como uno de sus primeros actos de Gobierno, creó el Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Esclavo, afirmó desde Ginebra que los asesinatos "no quedarán impunes".

Los resultados de los inspectores del Ministerio de Trabajo habían sido muy vistosos en el primer año de Lula con la liberación de 4.932 trabajadores tenidos como esclavos en las grandes fincas de millones de hectáreas, en las que los terratenientes reclutan mano de obra, que trabaja sin sueldo, sin derechos de ningún tipo y sin posibilidad de retorno a sus casas. Ejercen sobre estos trabajadores que llegan engañados el derecho de vida y de muerte. Cuando les matan o mueren les entierran en las mismas fincas sin que nada más se sepa de ellos.

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El rescate de esos trabajadores mantenidos, contra todas las leyes del país, en un estado de moderna esclavitud, ya había comenzado y con éxito durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso. Lula, como una de las grandes promesas de su campaña electoral, había prometido acabar con la llaga del trabajo esclavo como también con el hambre. Y en efecto, en 2003 los inspectores de Trabajo rescataron casi el doble de trabajadores que en 2002. La respuesta de los terratenientes ha sido el aviso mafioso del asesinato de los inspectores mientras se disponían a investigar unas fincas de café. Fueron detenidos y asesinados a sangre fría por dos hombres armados con ametralladoras.

El ministro de Trabajo, Ricardo Berzoini, afirmó ayer que el Gobierno va a llegar hasta el fondo en la investigación, ya que, afirmó: "No se puede permitir que se atente contra unos servidores del Estado sin que reaccione". La importancia que el Gobierno ha dado al crimen lo demuestra el hecho de que ayer, para las exequias de las cuatro víctimas, se trasladaron a Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, el presidente en funciones, José Alencar, el ministro de Justicia, Thomaz Bastos, y el de Trabajo.

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Una de las sorpresas del órgano creado por Lula para luchar contra la esclavitud es que los trabajadores se encuentran no sólo, como se creía, en los Estados de Amazonia o Pará, sino también en los de Tocantins, Rondonia, Bahía y hasta en Río de Janeiro. Los trabajadores esclavos hallados en una sola finca revelan la magnitud del fenómeno. El año pasado, en Mato Grosso, en una propiedad fueron liberados 272, y en Pará, en otra, 261. Según el Tribunal Superior de Trabajo, existen en Brasil unos 25.000 esclavos, aunque las ONG elevan el número hasta los 40.000. En este momento los inspectores son 2.871 y muchos han sido amenazados de muerte.

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