Sanidad aprueba un fármaco antisida de nueva generación para casos de fracaso terapéutico

El medicamento impide que el VIH penetre y destruya las células del sistema inmunológico

Las personas que viven con el VIH cuentan con un nuevo medicamento: el Fuzeon (nombre comercial del T-20). Pertenece a una nueva familia de fármacos llamada inhibidores de la fusión, que impiden que el VIH entre en los linfocitos para destruirlos. El Fuzeon se administra en forma de dos inyecciones diarias, y cuesta 1.556 euros (el doble que una combinación de otros antivirales, los llamados cócteles), por lo que la Agencia Española del Medicamento ha reservado su uso para pacientes en los que hayan fracasado las terapias disponibles actualmente.

Actualmente unas 70.000 personas toman e...

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Las personas que viven con el VIH cuentan con un nuevo medicamento: el Fuzeon (nombre comercial del T-20). Pertenece a una nueva familia de fármacos llamada inhibidores de la fusión, que impiden que el VIH entre en los linfocitos para destruirlos. El Fuzeon se administra en forma de dos inyecciones diarias, y cuesta 1.556 euros (el doble que una combinación de otros antivirales, los llamados cócteles), por lo que la Agencia Española del Medicamento ha reservado su uso para pacientes en los que hayan fracasado las terapias disponibles actualmente.

Actualmente unas 70.000 personas toman en España alguna clase de medicación contra el VIH (el virus de la inmunodeficiencia humana que causa el sida), según datos facilitados hace seis meses por el anterior secretario del Plan Nacional contra la enfermedad, Francisco Parras. Un 5% de ellos (unas 3.500 personas) podría beneficiarse del Fuzeon, indicó ayer el jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del hospital Ramón y Cajal de Madrid, Santiago Moreno. La cifra puede subir a las 10.000 si se amplían los criterios para recetarlo.

Los antivirales que existen actualmente (que se suministran en combinaciones llamadas cócteles) pertenecen a dos grandes familias de fármacos. Cada una interfiere con un pasos del ciclo vital del virus: los inhibidores de la transcriptasa inversa (de los que a su vez hay dos subgrupos) inhiben la copia del material genético del VIH; los inhibidores de la proteasa impiden que se formen las proteínas de nuevos virus (ver gráfico).

No interfiere

La primera novedad del Fuzeon es que "actúa fuera de los linfocitos", señaló Moreno. Con ello se evita que los medicamentos, además de interferir en el ciclo vital del VIH, causen problemas en los procesos normales de la célula.

La segunda es que se trata de un péptido (una molécula como las que forman las proteínas). Por eso no puede darse en forma de pastillas. Si se tomara por vía oral, las enzimas digestivas la descompondrían. En ello radica uno de los inconvenientes del Fuzeon: su administración tiene que hacerse por medio de dos inyecciones diarias, lo que puede ocasionar lesiones (nódulos) en la piel. Este efecto adverso hace que el 10% de los pacientes abandone el tratamiento, indicó el médico.

"El Fuzeon es el medicamento más complicado fabricado jamás (consta de 106 pasos)", según dijo el director de la división hospitalaria de Roche, Miguel Sanz.

El precio fijado (1.556 euros el tratamiento de un mes, que en España paga la Sanidad pública) es el doble que el de un cóctel de los que se recetan actualmente (alrededor de 800 euros al mes por combinación).

"El precio hará que el medicamento se reserve para casos de fracaso terapéutico en que el paciente haya probado todas las demás opciones", dijo Joan Tallada, del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos. Pero Tallada fue más allá, y opinó que "indica una carrera preocupante", en la que los nuevos antivirales "van a costar mucho más que los actuales", quizá como una medida de las empresas para resarcirse de lo que dejan de ganar cuando venden fármacos rebajados a los países más pobres. De momento ése no va a ser el caso del Fuzeon. "Como se usa cuando hay fracasos previos no tiene sentido empezar una terapia en los países pobres directamente con él", explicó Sanz.

Pese al anuncio hecho ayer, Fuzeon no es nuevo en los hospitales españoles. 110 voluntarios han participado en los ensayos y otras 300 personas lo toman como parte de un tratamiento compasivo (el que Sanidad autoriza para casos desesperados aunque el medicamento no haya sido autorizado).

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