Una selección de pequeñas grandes obras

"Trabajando en dimensiones mínimas y monumentales, Chillida ha logrado hacer levitar una mole de hormigón y gravitar de la forma más pesante a una simple hoja de papel", escribió Francisco Calvo Serraller en un artículo publicado en este diario a raíz de la muerte del artista. Describe a la perfección la versatilidad de este maestro de la escultura, que es mundialmente conocido por sus esculturas públicas de gran formato y que la retrospectiva que ahora se presenta en la Fundación Miró aborda desde una perspectiva más íntima y experimental.

La exposición se inicia, de hecho, con una obr...

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"Trabajando en dimensiones mínimas y monumentales, Chillida ha logrado hacer levitar una mole de hormigón y gravitar de la forma más pesante a una simple hoja de papel", escribió Francisco Calvo Serraller en un artículo publicado en este diario a raíz de la muerte del artista. Describe a la perfección la versatilidad de este maestro de la escultura, que es mundialmente conocido por sus esculturas públicas de gran formato y que la retrospectiva que ahora se presenta en la Fundación Miró aborda desde una perspectiva más íntima y experimental.

La exposición se inicia, de hecho, con una obra clave en su trayectoria. Se trata de Ilarik (que en vasco quiere decir "estela funeraria"), la primera escultura en la que trabajó directamente el hierro y que el artista realizó en 1951 en Hernani justo después de su regreso de París, en donde había permanecido tres fructíferos años. De su estancia en la capital francesa, influido aún por su amor-odio a la escultura arcaica griega, se exhiben cuatro dibujos de desnudos femeninos y una escultura en yeso, Forma (1948), en la que el cuerpo femenino se repliega sobre sí misma de forma compacta y rotunda.

En las dos primeras salas, que recogen su producción de los años cincuenta, se revela cómo en poco tiempo alcanzó un lenguaje propio y personal a través de sus indagaciones con el hierro. Es el caso de Espacios sonoros (1954), perteneciente a una serie en la que recupera antiguos utensilios de labranza que combina con guijarros; de Ikaraundi (1957), que significa "gran temblor" y en la que talla y doblega una gruesa plancha de metal otórgandole un complejo desarrollo espacial y temporal; o de los tres ejemplos de la serie Yunque de sueños (1954-1966), en los que combina el hierro y la madera.

Materiales

La exposición presenta después grandes conjuntos agrupados en función de los materiales. Así, puede verse una amplia representación de obras en alabastro, material que le permitía incorporar la luz interior en sus obras y que comenzó a utilizar a partir de 1965 a raíz de un viaje realizado dos años antes a Grecia. La exposición incluye Homenaje a Kandinsky, la primera obra que realizó con este material. En otra sala pueden verse también varias de las terracotas, que él denominaba lurra (tierra en vasco) y que comenzó a realizar a partir de 1975 ayudado por el ceramista Hans Spinner. Las terracotas comparten protagonismo con los dibujos de manos que realiza desde los años sesenta y con las posteriores gravitaciones, que comenzó a exhibir a mediados de los años ochenta y que Kosme de Barañano califica en el catálogo de "relieves de papel" para remarcar sus calidades escultóricas.

La exposición incluye también la escultura en cemento Arquitectura heterodoxa I (1978), que donó a la Fundación Miró; varias esculturas de formato mediano en acero, como Gora bera III (1991); Iru burni (1986), o Puerta de la libertad I (1983), y diferentes estudios de pequeño tamaño de algunas de sus obras más conocidas, como el famoso Peine del viento de San Sebastián.

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