Golpe para un destino en auge del turismo de los europeos
Turquía se ha convertido en los últimos años en un destino turístico cada vez más atractivo para los europeos. En 2001, casi tres millones de turistas alemanes y 800.000 británicos visitaron el país, según un informe de la Oficina Económica y Comercial de España en Ankara. Lejos queda la cifra de 116.000 españoles, aunque ya no existe el miedo creado por el atentado contra el Gran Bazar de Estambul, en 1994, cometido por la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en el que murió un madrileño y una tunecina.
"Aquel atentado influyó muchísimo al mercado español, es ...
Turquía se ha convertido en los últimos años en un destino turístico cada vez más atractivo para los europeos. En 2001, casi tres millones de turistas alemanes y 800.000 británicos visitaron el país, según un informe de la Oficina Económica y Comercial de España en Ankara. Lejos queda la cifra de 116.000 españoles, aunque ya no existe el miedo creado por el atentado contra el Gran Bazar de Estambul, en 1994, cometido por la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en el que murió un madrileño y una tunecina.
"Aquel atentado influyó muchísimo al mercado español, es normal", reconoce Murat Buyukoyuncu, director de una agencia de viajes en Estambul. "Pero esto es distinto. El objetivo y los atacantes son distintos. Esta vez no iba dirigido contra un lugar turístico, como el Gran Bazar", opina respecto al atentado contra dos sinagogas cometido ayer en Estambul. "Puede que haya cancelaciones en los próximos 15 días, pero después no creo", añade.
Por el momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha cambiado sus recomendaciones de viaje a Turquía, en espera de una evaluación de la situación, según un portavoz. En su página en Internet se leía ayer: "En la actual situación no son previsibles amenazas a la seguridad de los viajeros españoles". Tampoco han hecho ninguna recomendación en el Consulado en Estambul, que confirmó que ningún ciudadano español había resultado herido.
"No se nota ningún miedo especial", dice Sebastián Caballé, empresario barcelonés que se encontraba ayer en la ciudad con su mujer y sus dos hijas, en un viaje de negocios. Pasaron en coche cerca de una de las sinagogas atacadas y vieron cómo "la gente corría y sacaban a heridos en brazos". "Por la tarde visitamos el Gran Bazar y estaba lleno de turistas", aseguraba.