Reportaje:

El cerebro usa su hachís

Una sustancia del organismo similar al extracto de la marihuana protege contra la epilepsia

"Desde hace siglos, el hachís se ha usado para tratar la epilepsia. En un tratado del siglo XV, Ibn al-Badri, un escritor medieval árabe, narra cómo el poeta Alí ben Makki visitó al hijo epiléptico del chambelán del califato de Bagdad y le recomendó hachís". De esta forma tan inusual comienza el comentario sobre un estudio que hoy publica la prestigiosa revista científica Science.

La cita histórica viene a cuento porque el enrevesado estudio, en el que han participado investigadores españoles, ha demostrado por primera vez el efecto protector sobre las neuronas que tiene el siste...

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"Desde hace siglos, el hachís se ha usado para tratar la epilepsia. En un tratado del siglo XV, Ibn al-Badri, un escritor medieval árabe, narra cómo el poeta Alí ben Makki visitó al hijo epiléptico del chambelán del califato de Bagdad y le recomendó hachís". De esta forma tan inusual comienza el comentario sobre un estudio que hoy publica la prestigiosa revista científica Science.

La cita histórica viene a cuento porque el enrevesado estudio, en el que han participado investigadores españoles, ha demostrado por primera vez el efecto protector sobre las neuronas que tiene el sistema endocannabinoide. Es decir, que unas sustancias producidas por el organismo y similares al tetrahidrocannabinol (THC), presente en el hachís, favorecen la protección neuronal. La importancia radica en que abre una nueva puerta para desarrollar fármacos contra enfermedades como la epilepsia. Aunque para eso faltan años.

Científicos de la Complutense abren una puerta al desarrollo de nuevos fármacos

"Ante un estímulo capaz de dañar las neuronas, el sistema cannabinoide endógeno se activa para reducir la muerte neuronal", explica María Luz López Rodríguez, directora del grupo de Química Médica de la Complutense de Madrid y firmante del estudio. Hasta ahora se sabía que los cannabinoides exógenos ejercían un efecto protector en las neuronas, pero no que las sustancias del organismo ejercieran la misma acción. La sustancia implicada en la protección se llama anandamida.

El estudio lo dirigen investigadores del Instituto Max Planck de Psiquiatría de Alemania y participan las investigadoras españolas López Rodríguez y Silvia Ortega Gutiérrez, del Departamento de Química Orgánica I de la Universidad Complutense de Madrid. También firman el estudio investigadores italianos y estadounidenses.

Los científicos utilizaron ratones mutantes sin el receptor cannabinoide CB1. Un receptor es el lugar preciso de la neurona al que se une una molécula como la llave a la cerradura. En este caso, la llave es la anandamida.

Al suministarle a los ratones mutantes ácido kainico, una sustancia neurotóxica, los investigadores comprobaron que el daño neuronal era mucho mayor que en los ratones normales (con todos los receptores en su sitio).

Tanto en los ratones mutantes como en los normales aumentaba la producción de anandamida. Los científicos creen que ésta, al unirse con el receptor, disminuye la transmisión gluteminérgica, que en último extremo es la responsable del daño neuronal y está relacionada con enfermedades como el Parkinson. Conclusión: el sistema endocannabinoide en general, y la anandamida en particular, son una especie de guardianes de la buena salud de las neuronas.

¿Qué aplicación práctica puede tener toda esta investigación básica? "El descubrimiento abre posibilidades en el desarrollo de nuevos fármacos neuroprotectores para tratar enfermedades neurodegenerativas, en las que hay una progresiva muerte neuronal, que se traduce en un deterioro físico y mental", detalla López Rodríguez, quien recuerda que los fármacos neuroprotectores que existen actualmente "son escasos y no demasiado eficaces".

El objetivo de estos nuevos fármacos sería activar el sistema endocannabinoide. López Rodríguez detalla: "Un fármaco que disminuyera la degradación de la anandamida permitiría mantener niveles más elevados de esta sustancia, que hemos visto que disminuye la degradación de las neuronas". Además, los investigadores apuntan como ventaja que, al potenciar un efecto del organismo, no es previsible que tengan efectos secundarios. López Rodríguez añade que hay ya laboratorios farmacéuticos interesados en esta línea de investigación.

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