Washington y Moscú, nueva era

Entre el mayor entendimiento sobre Irak logrado ayer por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y George Bush y la resolución de la ONU que permita transferir las responsabilidades norteamericanas en Bagdad media un regateo en el que el líder ruso tiene amplias posibilidades. Las dificultades norteamericanas sobre el terreno mejoran las bazas de Putin, pero está por ver aún si el líder ruso aprovechará sus cartas a favor del desarrollo de su país o si sucumbirá a juegos caducados de superpotencia, que incluyen la sensación de sentirse respetado. Por ver está también si la Administración norte...

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Entre el mayor entendimiento sobre Irak logrado ayer por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y George Bush y la resolución de la ONU que permita transferir las responsabilidades norteamericanas en Bagdad media un regateo en el que el líder ruso tiene amplias posibilidades. Las dificultades norteamericanas sobre el terreno mejoran las bazas de Putin, pero está por ver aún si el líder ruso aprovechará sus cartas a favor del desarrollo de su país o si sucumbirá a juegos caducados de superpotencia, que incluyen la sensación de sentirse respetado. Por ver está también si la Administración norteamericana tiene ante Putin "algo más" que el poder de seducción que en otro tiempo desplegó ante el líder de la URSS Mijaíl Gorbachov. Por "algo más" los rusos, que se consideran pragmáticos, entienden inversiones y garantías de que EE UU se implica en la economía rusa, así como luz verde para hacer negocios en Irak.

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Una parte de la élite rusa cultiva aún los sueños de igualdad con EE UU, sin renunciar a Europa e incluso explorando nuevas dimensiones, como es la posibilidad de Rusia como mediador entre el mundo islámico, de un lado, y Europa y EE UU de otro.

Por el número de vínculos (incluidos los económicos), Europa sigue siendo el primer socio de Rusia, pero Moscú considera que sus vecinos occidentales, además de estar saturados de suministros energéticos, no quieren asumir grandes riesgos de inversión en el desarrollo de las materias primas rusas. EE UU, en ese sentido, es "tierra virgen". Para el año 2007 podría haber un oleoducto para transportar crudo ruso por el Ártico desde el puerto de Múrmansk y Rusia cree poder satisfacer el 10% de las importaciones de crudo de EE UU dentro de cinco a siete años.

El calendario norteamericano para potenciar un mayor papel de la ONU en Irak abre la puerta a una resolución en el Consejo de Seguridad. Los "parámetros" de esa resolución determinarán, según dijo ayer Putin, el "grado" de la participación rusa en la reconstrucción de aquel país. Nada ha sido excluido de forma explícita.

El frente común con Francia y Alemania, que ha reforzado el papel de Putin como europeo, ha sido coyuntural, porque las motivaciones de cada país eran distintas. Putin se las ha arreglado para no estropear sus relaciones con Washington. La cooperación de Rusia con Irán en la central nuclear de Bushehr frena algunos aspectos de la cooperación entre Washington y Moscú. Por ver está también si negocian sobre compensaciones a Rusia si este país renuncia a su cooperación con Teherán.

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