Reportaje:

La otra cara de la Viagra

Un estudio del Hospital de Murcia avala la píldora como uso terapéutico en enfermos con hipertensión pulmonar

En los inicios del uso terapéutico de la Viagra, píldora para mejorar las artes amatorias de los varones, los facultativos comenzaron a sospechar sobre posibles bondades añadidas de este fármaco. Sin pretenderlo, se toparon con un nuevo descubrimiento: los individuos tratados con la píldora del sildenafilo, conocida comercialmente como Viagra, mejoraban ostensiblemente otras afecciones, singularmente los problemas respiratorios.

Fue entonces cuando varios centros hospitalarios españoles se lanzaron a arrojar luz sobre las sombras de un medicamento cuyo uso terapéutico se hallaba todavía...

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En los inicios del uso terapéutico de la Viagra, píldora para mejorar las artes amatorias de los varones, los facultativos comenzaron a sospechar sobre posibles bondades añadidas de este fármaco. Sin pretenderlo, se toparon con un nuevo descubrimiento: los individuos tratados con la píldora del sildenafilo, conocida comercialmente como Viagra, mejoraban ostensiblemente otras afecciones, singularmente los problemas respiratorios.

Fue entonces cuando varios centros hospitalarios españoles se lanzaron a arrojar luz sobre las sombras de un medicamento cuyo uso terapéutico se hallaba todavía en fase preliminar. Hace año y medio, el Servicio de Cardiología del Hospital General de Murcia inició una investigación con diez pacientes, de entre 67 y 80 años, aquejados de hipertensión pulmonar, -patología que provoca un aumento extremo de la presión sanguínea de las arterias que suministran sangre a los pulmones-. Este tipo de hipertensión provoca disnea y fatiga con las consiguientes alteraciones físicas merced a la ausencia suficiente de oxígeno, como hinchazón en las extremidades y uñas y labios amoratados. Su incidencia anual es de entre cuatro a cinco personas por cada millón de habitantes, con corta esperanza de vida. En España, cada año se registra cien nuevos casos diagnosticados.

Los resultados obtenidos por el equipo médico murciano, dirigido por el jefe del servicio de Cardiología, Tomás Vicente Vera, fueron contundentes. El tratamiento con Viagra en pacientes con hipertensión arterial les permitió mejorar su calidad de vida e, incluso, su forma física y cognitiva. Los médicos detectaron, también, un sustancial descenso en el número de ingresos hospitalarios. De la misma forma que en el caso de una disfunción eréctil, la Viagra produce un efecto vasodilatador y aumenta el flujo sanguíneo; la píldora provoca la misma reacción en aquellas personas con hipertensión pulmonar. Los expertos sostienen que el medicamento que comenzó a prescribirse para tratar la disfunción eréctil puede considerarse como uno de los más efectivos vasodilatadores, lo que supone una nueva e importante aplicación terapéutica, resalta el doctor Vera. Un estudio alemán publicado recientemente en la revista del Colegio Americano de Cardiología corrobora esta tesis de los investigadores murcianos. Finalmente, en junio, durante el Tercer Simposium Mundial sobre la Hipertensión pulmonar, la OMS aprobó el sildenafilo como tratamiento para esta afección en fases avanzadas.

Su descubrimiento supone, por tanto, un formidable avance en el tratamiento de esta patología pulmonar que hasta la fecha carecía de pocas alternativas farmacológicas y que supone una mayor esperanza de vida a quienes la padecen, explica Vera. La diferencia entre el tratamiento de los pacientes con disfunción eréctil y el de los enfermos con hipertensión pulmonar radica en la dosis de este principio activo. Mientras los primeros requieren un suministro de entre 25 y 100 miligramos diarios del fármaco, los segundos precisan una cantidad hasta tres veces superior. Su consumo, precisa el doctor Tomás Vicente Vera, no tiene efectos secundarios de forma que su ingesta es "segura" para los enfermos del corazón. Además, apostilla el médico, el tratamiento no produce una erección artificial en tanto que no se trata de una píldora afrodisíaca.

En los últimos años, la Viagra se ha convertido en uno de los fármacos, junto con la aspirina, más estudiados. Más de dos mil artículos, ensayos y publicaciones avalan su seguridad y eficacia.

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