Retraso contra el cáncer
Los pacientes españoles aquejados de cáncer se sienten estigmatizados socialmente y mal asistidos desde el punto de vista psicológico y emocional. Así lo indica un reciente estudio sobre la percepción que tienen los propios enfermos, cuyas conclusiones indican que hay mucho que mejorar. La asistencia médica que reciben tras el diagnóstico es considerada técnica y profesionalmente correcta en términos generales. Pero las enormes carencias del proceso asistencial hacen que el diagnóstico se demore de forma injustificada, de modo que añade una innecesaria carga de angustia. El estigma social que ...
Los pacientes españoles aquejados de cáncer se sienten estigmatizados socialmente y mal asistidos desde el punto de vista psicológico y emocional. Así lo indica un reciente estudio sobre la percepción que tienen los propios enfermos, cuyas conclusiones indican que hay mucho que mejorar. La asistencia médica que reciben tras el diagnóstico es considerada técnica y profesionalmente correcta en términos generales. Pero las enormes carencias del proceso asistencial hacen que el diagnóstico se demore de forma injustificada, de modo que añade una innecesaria carga de angustia. El estigma social que todavía acompaña a esta dolencia se agrava por el hecho de que la información que reciben los pacientes es a veces detallista, pero cualitativamente deficiente. Se informa mucho pero se comunica mal, lo cual también redunda en un mayor sufrimiento. Y los aspectos emocionales, simplemente no se contemplan en la inmensa mayoría de los casos.
Esta percepción de los pacientes, que debería ser tenida en cuenta por los servicios asistenciales, se expresa en un momento en que el cáncer no sólo no se reduce, sino que aumenta. Con 150.000 nuevos casos anuales, el cáncer es la segunda causa de mortalidad en España. Pese a los espectaculares avances en los tratamientos, que permiten ya la curación de la mitad de los pacientes, el número de nuevos casos sigue aumentando por efecto combinado del envejecimiento de la población y los estilos de vida poco saludables.
En la UE la mortalidad por cáncer ha aumentado entre 1985 y 2000 un 11%, y aún más, un 14%, en España. Descontado el efecto del envejecimiento y el del aumento demográfico, las muertes por cáncer son ahora un 6% superiores a lo que en 1985 se estimó que ocurriría en el caso de que no se aplicara ningún programa preventivo. Otros estudios han revelado, además, que existen importantes diferencias territoriales, tanto en la espera para el diagnóstico como en el acceso a los tratamientos. ¿Cuántas más evidencias hacen falta para cambiar una política que se revela desfasada? Los oncólogos y las asociaciones de pacientes reclaman desde hace años un plan integral contra el cáncer. La ministra lo ha anunciado ya dos veces, pero aún no lo ha presentado al Consejo Interritorial. ¿Cuánto tiempo más habrá que esperar?