Cartas al director

Disculpas y reconocimientos

Vivo en Galicia y trabajo en un hospital. Me pongo el uniforme de enfermera. Trabajé todo el verano y en la primera quincena de agosto algún día llegué a dudar de mi capacidad para cuidar pacientes. Cada día se morían varios, trabajabamos sin aire acondicionado y los pacientes llegaban en estado muy crítico.

Todos sabíamos que el calor estaba descompensando las dolencias crónicas, a los pacientes inmunodeprimidos y a los ancianos.

Leo en la prensa gallega que los fallecidos por la ola de calor fueron cuatro por golpes de calor. Los otros estaban muy deteriorados ya. Y con eso se ...

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Vivo en Galicia y trabajo en un hospital. Me pongo el uniforme de enfermera. Trabajé todo el verano y en la primera quincena de agosto algún día llegué a dudar de mi capacidad para cuidar pacientes. Cada día se morían varios, trabajabamos sin aire acondicionado y los pacientes llegaban en estado muy crítico.

Todos sabíamos que el calor estaba descompensando las dolencias crónicas, a los pacientes inmunodeprimidos y a los ancianos.

Leo en la prensa gallega que los fallecidos por la ola de calor fueron cuatro por golpes de calor. Los otros estaban muy deteriorados ya. Y con eso se cierra la polémica, ahora que las funerarias ya no están colapsadas.

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Sólo me queda pedir disculpas a los pacientes y a los familiares por las esperas en urgencias, por el trabajo hecho deprisa, por el personal trabajando bajo presión y acalorado. Y agradecerle la solidaridad entre ellos, los ventiladores que llevaron, la infinita paciencia y el ánimo que nos dieron.

Ellos tienen mi afecto y admiración. Aunque no quepan en las estadísticas. Y mi reconocimiento también a todos los compañeros de los servicios de urgencias.

Preparémonos para la gripe, ya está llegando.

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