"De las aguas surgió el nuevo Bilbao", dice el ex alcalde José Luis Robles

José Luis Robles (1927) era alcalde de Bilbao durante las inundaciones de 1983. Vivió en primera línea la catástrofe más importante que se recuerda en la Villa. En los viejos periódicos se le puede ver vestido con botas de agua, abriéndose paso con gesto enérgico a través del barro en los días siguientes al diluvio.

Recuerda que en aquel fin de semana "trágico" se mezclaron en su ánimo la "tristeza y el deseo de un futuro mejor". Cuando comenzó a caer el diluvio se encontraba en una corrida de toros de la Aste Nagusia acompañado por un concejal. "Partimos inmediatamente hacia el Ayunta...

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José Luis Robles (1927) era alcalde de Bilbao durante las inundaciones de 1983. Vivió en primera línea la catástrofe más importante que se recuerda en la Villa. En los viejos periódicos se le puede ver vestido con botas de agua, abriéndose paso con gesto enérgico a través del barro en los días siguientes al diluvio.

Recuerda que en aquel fin de semana "trágico" se mezclaron en su ánimo la "tristeza y el deseo de un futuro mejor". Cuando comenzó a caer el diluvio se encontraba en una corrida de toros de la Aste Nagusia acompañado por un concejal. "Partimos inmediatamente hacia el Ayuntamiento y de allí ya no salimos en tres noches", relata. Trabajó en la organización de las tareas de salvamento desde el consistorio con el resto de los ediles. Destaca la solidaridad que existió entre todas las fuerzas políticas. "Se acabó el blanco y el negro y entonces hubo todos los colores".

A través de las ventanas del Ayuntamiento, con vistas directas a la tragedia, vio pasar por la Ría encabritada troncos, contenedores, tanques de gas y hasta un imponente barco: el Consulado de Bilbao, cuyas amarras se soltaron a causa de la fuerza del agua y se hundió horas después. Cuando cesó al fin la lluvia, comenzó el recuento de los destrozos y la reconstrucción.

Le quedaron grabadas especialmente sus visitas a La Peña -"había un cúmulo de coches destrozados unos encima de otros"- o El Peñascal, "una zona tristemente pobre", que quedó literalmente arrasada bajo un alud de piedras caídas de una cantera cercana. En aquellas horas tristes, a Robles le sorprendió la actitud de los vecinos, que reaccionaron de un modo "positivo, nada crispado". Todos colaboraron, "hacían sus propuestas, eran creativos". La radio también realizó un servicio admirable, recuerda el ex alcalde. "Sirvió para hacer llegar a a la gente mensajes de emergencia".

De todo aquello Robles saca, no obstante, una conclusión positiva: Las riadas de 1983 marcaron el nacimiento del "nuevo Bilbao", el del Guggenheim y Abandoibarra. "Fue el inicio de una recuperación que era necesaria", sobre todo, en zonas degradadas durante décadas como El Peñascal, "donde se había construido muy mal". "No hay más que ver que ahora están mucho mejor".

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