Camps se marca la prioridad de repetir el éxito electoral en 2004
Pla anuncia cohesión y descarta la polémica con las generales tan cerca
El próximo presidente de la Generalitat, Francisco Camps, aseguró ayer que el resultado de las elecciones autonómicas supone el final de un ciclo y el fin del poslermismo en el socialismo valenciano. Camps y el presidente regional del PP y ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, se reunieron ayer con la Junta Directiva Regional del partido para felicitarse por los resultados obtenidos y reclamar que se mantenga la tensión hasta después de las elecciones generales de 2004.
Agradecimiento y satisfacción. Ésas fueron las palabras más repetidas ayer en la reunión de la cúpula del PP en la Com...
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El próximo presidente de la Generalitat, Francisco Camps, aseguró ayer que el resultado de las elecciones autonómicas supone el final de un ciclo y el fin del poslermismo en el socialismo valenciano. Camps y el presidente regional del PP y ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, se reunieron ayer con la Junta Directiva Regional del partido para felicitarse por los resultados obtenidos y reclamar que se mantenga la tensión hasta después de las elecciones generales de 2004.
Agradecimiento y satisfacción. Ésas fueron las palabras más repetidas ayer en la reunión de la cúpula del PP en la Comunidad Valenciana donde se analizaron los resultados electorales obtenidos el pasado domingo. Francisco Camps explicó que los socialistas habían pretendido sumar con otros partidos de izquierda, lo que les había llevado hacia un discurso más radical abandonando su propio proyecto. Un diagnóstico que le permitió concluir: "En el 2004 [en las elecciones generales] lo van a tener bastante complicado". Repetir la victoria ahora conseguida en los próximos comicios es ahora el objetivo prioritario del partido de Francisco Camps. Eduardo Zaplana mantendrá la presidencia regional, al menos, hasta que se ganen las próximas generales.
Por otra parte, el secretario general del PSPV y candidato socialista, Joan Ignasi Pla, se aferró al crecimiento de votos de su partido, pese a la derrota, anunció una dirección estable y una oposición parlamentaria cohesionada y descartó la división interna o la celebración de un congreso extraordinario cuando las próximas elecciones generales están tan cerca.