ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña

Maragall propugna una "nueva transición" que acabe con los tabúes

El presidente del PSC elogia en Cornellà el "inmenso capital" del castellano para Cataluña

La eventual victoria socialista en las autonómicas no supondrá un mero recambio, sino la apertura de una "nueva transición" en Cataluña. Así lo dijo ayer Pasqual Maragall, quien aseguró que la "revolución moderada pero profunda" que quiere impulsar desterrará los "tabúes" de los últimos 23 años y supondrá un nuevo impulso en la pluralidad del país, en el que "todos deben sentirse como en casa". Maragall elogió el "inmenso capital" que supone el castellano para Cataluña.

Hace una semana Maragall desató una tormenta política al acusar a CiU de practicar un nacionalismo que, en la práctica...

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La eventual victoria socialista en las autonómicas no supondrá un mero recambio, sino la apertura de una "nueva transición" en Cataluña. Así lo dijo ayer Pasqual Maragall, quien aseguró que la "revolución moderada pero profunda" que quiere impulsar desterrará los "tabúes" de los últimos 23 años y supondrá un nuevo impulso en la pluralidad del país, en el que "todos deben sentirse como en casa". Maragall elogió el "inmenso capital" que supone el castellano para Cataluña.

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Hace una semana Maragall desató una tormenta política al acusar a CiU de practicar un nacionalismo que, en la práctica, privilegia "la pureza de sangre y de estirpe". Ayer no volvió a pronunciar la polémica frase, pero demostró que el argumento de fondo no fue ninguna ocurrencia, sino que es una de las piedras de toque de su programa de cambio: "Nuestra victoria será la mejor garantía de que Cataluña vivirá su pluralidad; construiremos una Cataluña en la que todos nos sintamos cómodos; es la hora de sumar", aseguró en un mitin ante 500 personas en Cornellà, en el cinturón metropolitano de Barcelona, junto al alcalde de la localidad y aspirante a la reelección, José Montilla, primer secretario del PSC.

Maragall quiso hacer ayer en Cornellà el discurso de más peso político desde el inicio de su campaña, aunque evitó hablar de pactos poselectorales para no incomodar a Montilla. Fue un discurso difícil de seguir -con un hilo argumental enrevesado y con los gritos de una peña madridista que seguía el fútbol como telón de fondo-, pero con un mensaje claro: los cambios que se propone abordar son de tal envergadura respecto al concepto de país que supondrán una "nueva transición".

"Se ha acabado el tiempo de los silencios impuestos por la prudencia; el momento exige hablar de todo y fer dissabte ", afirmó el presidente del PSC, quien puso a Cornellà como un ejemplo de lo que a su juicio es la "Cataluña real". El líder socialista dibujó de nuevo un lúgubre paisaje de la etapa de gobierno de Jordi Pujol, caracterizada, dijo, por el "intervencionismo", el "secuestro" de la sociedad civil, "el partidismo, la desconfianza ante los ayuntamientos, el menosprecio al Parlament y la hostilidad contra Barcelona". Y entre los "silencios" impuestos, a su juicio, por CiU y que él se mostró dispuesto a romper, Maragall citó "la lengua, la inmigración y el inmenso capital del castellano".

Montilla lo había presentado como el futuro presidente de la Generalitat porque, en su opinión, el proyecto de CiU está "agotado" y su candidato es "de laboratorio", en alusión a Artur Mas. Para satisfacción del alcalde de Cornellà, Maragall se ahorró las referencias a los pactos electorales, pero volvió a "tender la mano" a los simpatizantes de CiU.

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La España plural y el POUM

La otra gran pata del cambio que propugna Maragall es la construcción de la "España plural", que a su juicio recibiría un gran impulso si los socialistas ganaran en Valencia y Madrid, y retuviesen el gobierno de las Baleares y Aragón. Lo dijo en Tàrrega (Urgell), la única capital de comarca en la que los socialistas presentan a un alcaldable de Ciutadans pel Canvi, y en Lleida, donde visitó el Aplec del Cargol junto con el alcalde, Antoni Siurana.

Como es habitual, Maragall recordó que se siente heredero de una larga tradición de la izquierda catalana que arranca en el siglo XIX, en la que incluye a socialistas, sindicalistas, republicanos e incluso libertarios. Ayer añadió a la lista el Partit Obrer d'Unificació Marxista (POUM), perseguido por el PSUC durante la Guerra Civil, y recordó que algunos militantes poumistas participaron en la fundación del PSC.

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