Cuatro palestinos y dos israelíes mueren en una nueva jornada de violencia
Cuatro milicianos palestinos y dos soldados israelíes resultaron muertos ayer en tres sangrientos ataques en Gaza y Cisjordania, según informaron fuentes palestinas e israelíes.
Dos días después de asesinar a un líder del movimiento islamista Hamás utilizando cazas F-16, el Ejército israelí puso ayer el punto de mira sobre los extremistas de la Yihad Islámica. Un helicóptero de combate de las fuerzas aéreas israelíes disparó tres misiles contra un vehículo en el que circulaban miembros de esta organización en la ciudad de Gaza. Mahmud Al-Zatme, uno de sus dirigentes, falleció tras el im...
Cuatro milicianos palestinos y dos soldados israelíes resultaron muertos ayer en tres sangrientos ataques en Gaza y Cisjordania, según informaron fuentes palestinas e israelíes.
Dos días después de asesinar a un líder del movimiento islamista Hamás utilizando cazas F-16, el Ejército israelí puso ayer el punto de mira sobre los extremistas de la Yihad Islámica. Un helicóptero de combate de las fuerzas aéreas israelíes disparó tres misiles contra un vehículo en el que circulaban miembros de esta organización en la ciudad de Gaza. Mahmud Al-Zatme, uno de sus dirigentes, falleció tras el impacto de tres misiles, que calcinaron el turismo en el que viajaba.
Este nuevo asesinato sucedió poco después de otra operación en la ciudad cisjordana de Tulkarem, donde agentes israelíes camuflados dispararon contra tres miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa; mataron a uno e hirieron a los otros dos.
Esta misma organización, vinculada al movimiento Al Fatah -al que pertenece el nuevo primer ministro, Abu Mazen-, reivindicó la infiltración ocurrida en la base israelí de Baka'ot, en la que horas antes dos milicianos palestinos dispararon a bocajarro contra un barracón donde dormían soldados. Mataron a dos e hirieron a otros nueve. Los atacantes fueron abatidos poco después.
La inminencia del nombramiento de un nuevo Gobierno palestino, cuya tarea inmediata sería desmantelar la infraestructura militar de las organizaciones radicales y detener a sus dirigentes, parece haber reactivado el ciclo de violencia.