Cartas al director

Aclaración

En el adelanto que publica El País Semanal sobre el libro de Paul Preston Juan Carlos, el rey de un pueblo se dan algunas versiones sobre mis relaciones con el Monarca que me veo obligado a rectificar.

La primera, fácilmente comprobable, señala que me vi obligado a dimitir como lehendakari de mi segundo gobierno a consecuencia de haber perdido un voto de confianza en el Parlamento Vasco. Tal situación no se produjo. Pude haber planteado tal moción de confianza o decidir la disolución del Parlamento, pero no lo hice y, simplemente, dimití porque entendía que, en desa...

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En el adelanto que publica El País Semanal sobre el libro de Paul Preston Juan Carlos, el rey de un pueblo se dan algunas versiones sobre mis relaciones con el Monarca que me veo obligado a rectificar.

La primera, fácilmente comprobable, señala que me vi obligado a dimitir como lehendakari de mi segundo gobierno a consecuencia de haber perdido un voto de confianza en el Parlamento Vasco. Tal situación no se produjo. Pude haber planteado tal moción de confianza o decidir la disolución del Parlamento, pero no lo hice y, simplemente, dimití porque entendía que, en desacuerdo con mi partido, no podía cumplir los compromisos electorales contraídos. Tampoco se planteó ninguna moción de censura.

Sobre otras afirmaciones, sorprendentes para mí, que sin duda responden a fuentes informativas interesadas, sólo puedo ofrecer mi desmentido, pues no puedo apelar a testimonios tan indiscutibles como las actas del Parlamento. No es cierto que el Rey me dirigiera un "mensaje contundente comunicándome que mi ausencia (en la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en Burgos en 1983) sería considerada como un insulto al Estado español, a la Corona y a él personalmente". En honor a la verdad, sus contactos siempre estuvieron presididos por un tono cortés y afable mientras fui lehendakari; pero tampoco es cierto que a raíz de mi dimisión "tuvo la amabilidad de llamarme por teléfono para expresarme su simpatía" tal y como se afirma en la citada reseña.

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Con estas puntualizaciones, sobre aspectos no demasiado importantes que en este caso me atañen personalmente, sólo pretendo poner de manifiesto que algunas fuentes interesadas pueden llegar a distorsionar otros acontecimientos de mayor relevancia histórica.

Agradeciéndole de antemano la publicación de estas observaciones, le saluda atentamente.

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