Reportaje:

La sociedad de la opulencia y la manteca

El número de obesos se duplica en EE UU, con la capital hispana de San Antonio a la cabeza

El plato estrella del restaurante mexicano Apetito's, en San Antonio, la capital de Texas, se llama Mucho Grande. No es casual. Cuesta apenas 9 dólares y lo tiene todo, aderezado siempre con manteca. El dueño piensa que debería ser para dos personas, pero lo reclaman individual. La hispana San Antonio acaba de encabezar el listado de la capital de Estados Unidos con el índice más alto de obesos, con un 31% de adultos en ese estado y un 65% con problemas de sobrepeso. El resto del país, donde proliferan los concursos y competiciones de glotones, no está mucho mejor.

El resultado del cens...

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El plato estrella del restaurante mexicano Apetito's, en San Antonio, la capital de Texas, se llama Mucho Grande. No es casual. Cuesta apenas 9 dólares y lo tiene todo, aderezado siempre con manteca. El dueño piensa que debería ser para dos personas, pero lo reclaman individual. La hispana San Antonio acaba de encabezar el listado de la capital de Estados Unidos con el índice más alto de obesos, con un 31% de adultos en ese estado y un 65% con problemas de sobrepeso. El resto del país, donde proliferan los concursos y competiciones de glotones, no está mucho mejor.

El resultado del censo oficial presentado la semana pasada por el departamento federal de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos fue demoledor. "Es alarmante", concluyó el jefe de la oficina, Ali Mokdad, para explicar por qué consideran esto como algo parecido a una "epidemia". En 1990, el 11,6% de los norteamericanos estaban obesos, y un 33,1% con sobrepeso. La última investigación disponible, cerrada en 2001, eleva esas opulentas cifras hasta un 21% de obesos y un 37,2% de personas con sobrepeso.

El censo señaló, además, los focos principales de este problema, que los expertos sitúan especialmente en el sur del país, donde están ubicados los grandes asentamientos de emigrantes hispanos, ya la primera minoría de Estados Unidos con 37 millones de personas.

San Antonio, la capital de Texas, el estado del presidente George W. Bush, tiene 1.100.000 habitantes, de los cuales el 60% son hispanos. Y en El Álamo, por ejemplo, pedir una ensalada es hablar de guacamole.

Un responsable de los asuntos sanitarios de la localidad, Fernando A. Guerra, atribuyó esa posición a factores generales en todo el país, como la comida basura, el escaso ejercicio y demasiada televisión, pero también a peculiaridades socioculturales, económicas y hasta genéticas más hispanas.

Un experto nutricionista del sector sanitario privado de San Antonio, Joan Miller, embarcado en la tarea imposible de reconducir esta tendencia, justificó también parte de este problema en el amor por las fiestas, las margaritas y la diversión de los hispanos. Varias ciudades importantes fronterizas entre México y Estados Unidos rozan efectivamente el nivel del 30% de adultos obesos. Algunos residentes en esa zona, sin embargo, han enfatizado los escollos para encontrar un parque en condiciones en un sistema de ciudades horizontales construido para otras prioridades, donde las máquinas de comida rápida se extienden por colegios y centros sanitarios.

Porque lo cierto es que los niveles de peso corporal del resto de los norteamericanos tampoco están bien, como ha constatado el investigador y experto en genética Anthony G. Comuzzie. En el estado de Maryland, por ejemplo, pegado a la capital de Washington, el menú de una buena escuela pública incluye semanalmente al menos un día pizza, otro hamburguesa, otro perritos calientes y uno más pollo rebozado. Y en el espejo social que refleja la televisión proliferan los concursos y las competiciones sobre la capacidad de engullir de los más insólitos glotones.

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