Columna

Convocatoria carnavalera

El viernes, tocaba. Así es que cuando Eduardo Zaplana hizo una acrobacia verbal y llamó franquistas y fachas a muchos de cuantos asistían al mitin que Rodríguez Zapatero daba ante 4.000 personas en el Pabellón Deportivo de Alicante, nadie se percató de que llegaba don Carnal: Zaplana, el hombre, sólo estaba representando su Auto de Carnaval, atrincherado en la derecha pedestre por donde crece la histeria, la impotencia y el jaramago. Lo que no se paga de este portentoso ministro es que tenga cara para tanta careta. Hasta su carpa de glorias era el vivaque de la charanga del PP, que se disponía...

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El viernes, tocaba. Así es que cuando Eduardo Zaplana hizo una acrobacia verbal y llamó franquistas y fachas a muchos de cuantos asistían al mitin que Rodríguez Zapatero daba ante 4.000 personas en el Pabellón Deportivo de Alicante, nadie se percató de que llegaba don Carnal: Zaplana, el hombre, sólo estaba representando su Auto de Carnaval, atrincherado en la derecha pedestre por donde crece la histeria, la impotencia y el jaramago. Lo que no se paga de este portentoso ministro es que tenga cara para tanta careta. Hasta su carpa de glorias era el vivaque de la charanga del PP, que se disponía a celebrar los inicios del Carnestoltes.

Mientras, desde su tribuna, el secretario general del PSOE y aspirante a la presidencia del Ejecutivo, lamentaba que el PHN no fuera más que una máscara del Gobierno de Aznar, para ocultar su incapacidad. "El PP se ha pasado siete años hablando mucho y sin hacer nada", y se comprometió a que el País Valenciano disfrutara de agua para riego y de diálogo social, a la par y sin crispaciones. Joan Ignasi Pla, en su turno de palabra, reprochó que se utilice una necesidad tan sensible como arma electoral, y se declaró dispuesto a traer el agua más pronto y a menor coste social. Ciertamente, el viernes, Alicante tenía algo de Cap i Casal, y rebosaba candidatos a todas las plazas locales y autonómicas. Era una fiesta. Una fiesta también en Elche, donde Zapatero almorzó con varios cientos de simpatizantes de su partido. Mientras el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, y el de EU, Joan Ribó, lo hacían en Torrevieja. Desde allí, se trasladarían a Alicante para llenar, junto con el diputado autonómico Joan Antoni Oltra y Susana Sánchez, candidata de EU- L'Entesa a la alcaldía de la ciudad, el salón de CC.OO. En unos minutos previos, de café y agua mineral, Llamazares le dijo al cronista: "Estuve con el fiscal del Medio Ambiente que opina que la reacción del PP es una reacción de impotencia. Es un plan que creían que de forma autoritaria se iba a cumplir. Y no. Porque exige reflexión, seriedad y participación. Y así con tanta propaganda parece como si el gobierno se movilizara contra sí mismo. Y como he dicho es una metáfora: convocatoria financiada con dinero de todos, para lo que evidentemente no es un plan para los agricultores, ni para equilibrar los territorios, sino que está diseñado para atender la demanda de los especuladores, de los grandes constructores, de las compañías energéticas". Joan Ribó se lamenta de que la manifestación se publicite y se pague con fondos de las instituciones valencianas: "Vamos a exigir el control de tanto despilfarro".

Con respecto al conflicto de Irak, Gaspar Llamazares manifestó: "Es la guerra que inaugura la política internacional del siglo XXI. Y de ella depende que el futuro del mundo se ordene por el derecho internacional o por la ley del más fuerte". El viernes, se jugaba fuerte en Alicante: los Autos de Carnaval, la charanga de Zaplana; y los actos de los socialistas y de EU, que inauguraron la precampaña con cargas de profundidad. Lo que les faltaba a los del PP, por muchos disfraces que se coloque Zaplana, quien se mantiene con un pie en el Ministerio del Trabajo y los otros en esta tierra, que es o lo parece toda suya. ¿Venga, vaquero, cuántos acres son?

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