España y Francia mantienen el más duro rechazo a la reforma de la PAC

El primer debate mantenido entre los ministros de Agricultura de la UE sobre la nueva propuesta de la reforma de la PAC (Política Agrícola Común) puso ayer de manifiesto la extrema dureza con la cual España y Francia rechazan los cambios y evidenció la profunda división existente entre dos bloques bien diferenciados: Alemania, Reino Unido, Holanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca, entre otros, a favor de la reforma; Francia, España, Italia, Portugal y Grecia, entre otros, en contra.

Aunque el Consejo de Ministros de Agricultura constató, dada la diferencia de opiniones, que el debate dura...

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El primer debate mantenido entre los ministros de Agricultura de la UE sobre la nueva propuesta de la reforma de la PAC (Política Agrícola Común) puso ayer de manifiesto la extrema dureza con la cual España y Francia rechazan los cambios y evidenció la profunda división existente entre dos bloques bien diferenciados: Alemania, Reino Unido, Holanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca, entre otros, a favor de la reforma; Francia, España, Italia, Portugal y Grecia, entre otros, en contra.

Aunque el Consejo de Ministros de Agricultura constató, dada la diferencia de opiniones, que el debate durará meses, lo cierto es que ya ayer se vislumbraron algunos consensos, como la necesidad de recortar las ayudas directas. La Comisión ha propuesto que las ayudas directas empiecen a recortarse en 2006 y terminen siendo un 12,5% menos en 2012 para las explotaciones medias y un 19% menos ese año para las grandes (las que perciben más de 50.000 euros de subsidios anuales).

El asunto crucial que divide a ambos bandos es la propuesta de que las ayudas directas dejen de estar vinculadas a la producción. Con el nuevo esquema, la Comisión pretende que los subsidios (uno solo por explotación a ser posible) se liguen en el futuro al buen mantenimiento de la actividad agropecuaria, al respeto mediambiental, a baremos de empleo y al bienestar animal.

El ministro español, Miguel Arias Cañete, abrió el fuego protagonizando la crítica más ácida hacia la propuesta del comisario Franz Fischler. Arias Cañete tildó a la Comisión de "intransigente" por desoír la opinión de los ministros y del Parlamento Europeo, criticó por "simplistas" y "manipuladores" algunos de los datos de los "inconsistentes" estudios presentados por Fischler.

Curiosamente, fue Francia la que cerró el debate con argumentos más delicados en la forma pero iguales en el fondo. "La desvinculación generará un abandono o descenso de la producción en los sectores más frágiles y nos privaría de cualquier instrumento de regulación de mercado en caso de crisis. Sus consecuencias serían desastrosas en las regiones periféricas", dijo el francés Hervé Gaymard.

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