"EE UU puede quedar aislado"
Emir Sader es una de las figuras intelectuales de la izquierda brasileña y uno de los impulsores del movimiento de Porto Alegre, de cuyo comité organizador forma parte. Sociólogo, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad de Río de Janeiro, Sader, que criticó el viaje de Lula a Davos, apoya, sin embargo, los contactos entre el presidente brasileño y Europa. "Las entrevistas de Lula con Jacques Chirac y Gerhard Schröder pueden ser el preludio de una alianza de Brasil y de América Latina, con Europa, más allá de unidades ideológicas".
Sader, que considera que la ...
Emir Sader es una de las figuras intelectuales de la izquierda brasileña y uno de los impulsores del movimiento de Porto Alegre, de cuyo comité organizador forma parte. Sociólogo, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad de Río de Janeiro, Sader, que criticó el viaje de Lula a Davos, apoya, sin embargo, los contactos entre el presidente brasileño y Europa. "Las entrevistas de Lula con Jacques Chirac y Gerhard Schröder pueden ser el preludio de una alianza de Brasil y de América Latina, con Europa, más allá de unidades ideológicas".
Sader, que considera que la sombra de la guerra en Irak está presente en muchos de los debates de Porto Alegre, resalta el alcance cada vez más latinoamericano, y no sólo brasileño, del liderazgo de Lula y advierte de que Washington está aumentando la escalada de declaraciones sobre la guerra en Irak sin que existan circunstancias para esa guerra ni desde el punto de vista internacional ni tan siquiera desde el punto de vista interno de Estados Unidos. "Se pueden dar las condiciones para un aislamiento de Estados Unidos", afirma.
Emir Sader defiende el traslado del Foro el año que viene a India, como una muestra de su voluntad de extenderse por todo el mundo. "¿Movimiento de los no alineados? Bueno, aquello fue un grupo de Gobiernos y nosotros sólo incluimos a organizaciones de tipo social que estén de acuerdo con nuestra carta de principios".
La Carta de Porto Alegre excluye a movimientos y organizaciones con visiones o prácticas fundamentalistas, que defiendan o practiquen la violencia o bien que no respeten los derechos humanos. Y exige que compartan un rechazo: a la globalización neoliberal, financiera y económica.