Las vascas superan la esperanza media de vida de toda la UE

La tasa ha aumentado en 4,5 años en Euskadi durante las dos últimas décadas

Los ciudadanos vascos viven más tiempo y mejor porque la salud les acompaña durante más años. Así lo demuestran los últimos estadísticas elaboradas por el Departamento de Sanidad, que muestran cómo la esperanza de vida de la población de Euskadi ha aumentado cerca de cuatro años y medio a lo largo de las dos últimas décadas, tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres. Sin embargo, lo que persiste es la diferencia de casi ocho años entre los dos sexos. La esperanza de vida en el País Vasco se sitúa así actualmente en 75,6 años para los varones y 83,4 años para las féminas, lo que...

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Los ciudadanos vascos viven más tiempo y mejor porque la salud les acompaña durante más años. Así lo demuestran los últimos estadísticas elaboradas por el Departamento de Sanidad, que muestran cómo la esperanza de vida de la población de Euskadi ha aumentado cerca de cuatro años y medio a lo largo de las dos últimas décadas, tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres. Sin embargo, lo que persiste es la diferencia de casi ocho años entre los dos sexos. La esperanza de vida en el País Vasco se sitúa así actualmente en 75,6 años para los varones y 83,4 años para las féminas, lo que supone rebasar en un año en ambos casos la media del resto de España.

En el caso de las vascas, su esperanza de vida es superior incluso a la media de los países de la Unión Europea, mientras que los varones ocupan en este caso el cuarto lugar, por detrás de los suecos, italianos y holandeses. Los escandinavos son los que tienen la mayor esperanza de vida con 77 años.

¿Cuáles son las razones que explican esta longevidad? No hay ninguna en concreto y sí, en cambio, una conjunción de factores, según indica el director de Planificación y Ordenación Sanitaria, Alfredo Rodríguez Antigüedad, uno de los redactores del nuevo Plan de Salud elaborado por el Gobierno autónomo para el periodo 2002-2010. "Si una población tiene buena salud, razonablemente va a tener una esperanza de vida larga. ¿De qué depende la salud? De muchos factores", responde. Entre ellos figuran aspectos que no son modificables, como la carga genética que tienen determinadas poblaciones, y otras cuestiones en las que la mano del hombre sí tiene su efecto, como los hábitos alimenticios o la práctica de algún deporte.

La conclusión que extrae el director de Planificación Sanitaria de que en Euskadi exista una supervivencia tan larga en términos estadísticos es que, en general, todo lo que determina la salud se gestiona de una manera adecuada, desde los aspectos estrictamente sanitarios hasta los sistemas de protección social. "Todo eso en su conjunto conlleva a que la salud de un población mejore con respecto a la de su entorno", subraya Rodríguez Antigüedad.

El Plan de Salud aprobado el pasado mes de julio por el Gobierno vasco prevé el aumento de la esperanza de vida en otro año durante la próxima década y reducir la desigualdad que existe actualmente entre la tasa de los hombres y la de las mujeres. Otra de las grandes aspiraciones es aumentar la esperanza de vida libre de incapacidad, que ahora se sitúa en los 65,1 años para los hombres y en 71,3 para las mujeres. "Este indicador se obtiene de una manera un tanto subjetiva", según indica Rodríguez Antigüedad. "Se trata de preguntar a la población si cree que sufre algún tipo de incapacidad derivada de una enfermedad. Cada uno tiene su propia opinión de lo que supone una incapacidad según lo activa que haya sido su vida hasta ese momento".

Mortalidad infantil

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Junto a la esperanza de vida, la mortalidad infantil es otro de los indicadores que muestran el desarrollo global de un país. Este tipo de mortalidad ha experimentado en Euskadi un descenso continuado. La tasa del año 2000, establecida en 3,1 defunciones por cada mil nacidos vivos, es tres veces menor a la que se registraba en 1986. En el contexto europeo, la comunidad autónoma presenta la menor tasa de mortalidad infantil.

Las desigualdades sociales en la salud, propiciadas por las diferentes condiciones de vida y trabajo o por un acceso inadecuado a los servicios de salud son otro de los retos a los que se enfrenta la política sanitaria del Gobierno autónomo. Por primera vez, el Ejecutivo ha introducido en su Plan de Salud una serie de medidas para atajar estas posibles diferencias.

Aunque es apreciable la mejoría en el estado de salud que han experimentado los diferentes estratos sociales, las desigualdades percibidas por los propios ciudadanos no han disminuido.

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