Ningún hospital público receta la 'píldora del día siguiente'

El Gobierno regional había anunciado hace un año que facilitaría el acceso a este fármaco

El NorLevo, o píldora poscoital, es un medicamento cuya venta en las farmacias españolas fue aprobada el pasado año. Se trata de un comprimido que sustituye al método tradicional en caso de una relación con riesgo de embarazo y que consistía en una especie de cóctel de pastillas anticonceptivas que contenían una mezcla de estrógenos y gestógenos (derivados de la progesterona) que impedían el inicio de la gestación. El NorLevo, al carecer de estrógenos, produce menos efectos secundarios. Su precio es de 20 euros.

Pero conseguir esta píldora en una farmacia de Madrid durante el fin de sem...

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El NorLevo, o píldora poscoital, es un medicamento cuya venta en las farmacias españolas fue aprobada el pasado año. Se trata de un comprimido que sustituye al método tradicional en caso de una relación con riesgo de embarazo y que consistía en una especie de cóctel de pastillas anticonceptivas que contenían una mezcla de estrógenos y gestógenos (derivados de la progesterona) que impedían el inicio de la gestación. El NorLevo, al carecer de estrógenos, produce menos efectos secundarios. Su precio es de 20 euros.

Pero conseguir esta píldora en una farmacia de Madrid durante el fin de semana puede convertirse en una auténtica odisea. Los centros de planificación familiar sólo atienden de lunes a viernes y el fin de semana únicamente están habilitadas algunas líneas telefónicas gratuitas para informar a los jóvenes. En la mayoría de los casos, la recomendación, ante la angustia de las chicas, es que acudan a un centro de atención primaria o a los servicios de urgencia de un hospital. Pero la respuesta en estos centros casi siempre es no.

Cuando se empezó a comercializar la píldora del día siguiente, en mayo del pasado año, un portavoz de la Dirección General de Farmacia aseguró que se facilitaría el medicamento "en todos los programas y centros en los que participe el Gobierno regional", específicamente en el Centro Joven de Planificación Familiar (calle de San Vicente Ferrer, 86), subvencionado por la Comunidad, y en el hospital Gregorio Marañón. El propio presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, dijo en 2000 que, a diferencia del modelo francés, la píldora no debía ser distribuida en los centros educativos, sino "únicamente en la red sanitaria".

72 horas de plazo

"Aquí no se da la píldora del día siguiente. Tienes que ir a un centro de planificación familiar", contesta una ginecóloga en el servicio de urgencias del hospital Gregorio Marañón cuando una joven le solicitó, el pasado jueves, una receta para comprar la pastilla. ¿Hay alguna razón para que no la den? "Al contrario, no hay ninguna orden para que se dé. Estamos esperando que llegue", responde la médico.

Según una portavoz del Imsalud, el protocolo de actuación consiste en remitir los casos que llegan a los hospitales a los centros de planificación familiar, tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad. "Al no tratarse de una urgencia, ni los hospitales ni los centros de salud tienen obligación de recetar la píldora y los médicos pueden inhibirse por objeción de conciencia. Además, desde el momento en que se produce la relación sexual hay 72 horas de plazo para tomar el medicamento", señala. "Lo que tiene que quedar claro es que no se trata de un método de planificación familiar, sino de un medio excepcional del que no hay que abusar", añade.

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El portavoz de Sanidad del PSOE, el diputado regional Lucas Fernández, considera que "debería ser obligatorio" recetar la píldora, especialmente en los centros de atención primaria. "Basta que un médico de guardia de uno de estos centros recete la píldora para que se pueda adquirir en una farmacia. ¿Qué haces cuando te viene una chica de 15 años?", se pregunta. Su homóloga en IU, Caridad García, cree que debería "facilitarse la píldora". "La política sanitaria del PP, no sólo en Madrid, sino en el país, es nefasta", asegura.

"Es impensable que esto sea así. Se supone que ahora tendría que ser más fácil conseguir una receta, pero no lo es. Se nota que todavía hay muchas trabas", declara una portavoz de la Federación de Planificación Familiar de España. "Los días que más consultas recibimos son los lunes porque los casos de emergencia ocurren en fin de semana y las chicas normalmente acuden desesperadas porque no tienen información suficiente", agrega. La presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, Enriqueta Chicano, tacha de "doble moral" las dificultades con las que se topan las jóvenes a la hora de conseguir la píldora poscoital. Desde el Ayuntamiento explican que el 45% de las consultas que se producen en el Programa Municipal del Adolescente, en los 13 centros de salud, son para solicitar la píldora del día siguiente, pero con tendencia a la baja desde 2000. Si se acumulan las consultas relacionadas con la sexualidad, éstas suponen el 85%.

"El médico no está obligado a verte"

"Lo recuerdo como algo horrible. No sólo porque un sábado entero estuve buscando algún centro donde me recetaran la píldora, sino porque me trataron muy mal. En el hospital de la Princesa me dijeron que ellos no estaban obligados a suministrarme el NorLevo. Y en un centro privado, al que acudí prácticamente desesperada, una ginecóloga joven me confesó que no sabía qué era esa píldora. Entonces me recomendó que tomara otras pastillas en una dosis más grande", cuenta una chica que mantuvo una relación sexual en la que falló el preservativo. Otra joven a la que se le rompió el condón cuenta que el pasado sábado, después de recorrer varios centros municipales que, o estaban cerrados o no podían atenderla, decidió acudir a un centro de atención primaria del Imsalud. "La enfermera que estaba en la recepción me dijo que el médico no me iba a ver porque no estaba obligado a hacerlo y porque iba a alegar objeción de conciencia. Cuando le insistí, me dijo que no lo hiciera porque no iba a conseguir nada. Entonces me dijo que fuera a las urgencias del Hospital Clínico. Pero al llegar allí fue peor. Mi desesperación era cada vez más grande. Casi sin mirarme, la recepcionista me comunicó que por objeción de conciencia el centro se negaba a atenderme. Le dije que no todos los médicos alegaban esa razón y que me permitiera ver a alguno, pero no fue posible. Es una orden, insistió. Al final acudí a una clínica privada en la que la ginecóloga me confesó que en ese centro, de religiosas, estaba prohibido recetarla".El Hospital Clínico aclara que, en este caso, no se trata "en absoluto" de objeción de conciencia de todo el hospital, sino de "priorizar" las urgencias. "Es que no es una atención ginecológica urgente. A lo mejor pudo tratarse de un error de la informadora al decir que era objeción de conciencia del hospital. En todo caso, lo que se hace es facilitar la relación de los centros donde se puede acudir para que se recete la píldora. El hospital respeta la objeción de conciencia de sus médicos; pero si alguien no tiene ningún problema, la puede recetar", declara un portavoz.

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