"No tuvieron el detalle de informarme adónde iba a parar a 120 millas"

Apostolos Mangouras, el veterano capitán griego del Prestige, lleva ya un mes en prisión. Está acusado de dos delitos: desobediencia a la autoridad por su presunta resistencia a dar el remolque en la tarde del día del accidente, 13 de noviembre, y de un delito ecológico. Su última declaración ante el juez de Corcubión, el pasado 4 de diciembre, no aportó detalles reveladores sobre su actuación. Mostró una particular amnesia sobre lo ocurrido el 13, precisamente el día de su supuesta demora en obedecer las órdenes de las autoridades marítimas, mientras que recordó nimios detalles del día...

Apostolos Mangouras, el veterano capitán griego del Prestige, lleva ya un mes en prisión. Está acusado de dos delitos: desobediencia a la autoridad por su presunta resistencia a dar el remolque en la tarde del día del accidente, 13 de noviembre, y de un delito ecológico. Su última declaración ante el juez de Corcubión, el pasado 4 de diciembre, no aportó detalles reveladores sobre su actuación. Mostró una particular amnesia sobre lo ocurrido el 13, precisamente el día de su supuesta demora en obedecer las órdenes de las autoridades marítimas, mientras que recordó nimios detalles del día 14. Esta rebeldía tiene distinta duración: tres horas según sus acusadores, diez minutos según su defensor, que alegó que fue el tiempo justo para consultar con su armador. Pero si bien Mangouras esquivó todas las preguntas comprometidas de las acusaciones, se mostró muy complacido de responder a su abogado tras consultar si podía hablar "con libertad". Mangouras desparramó en pocos minutos una auténtica marea negra sobre las autoridades españolas: "Ha sido un error por parte de las autoridades ordenar que el barco se alejase mar adentro, había que cercar el barco con barreras flotantes, conducirlo a un lugar tranquilo, para allí transbordar la carga y así evitar la catástrofe".

Pero el capitán añadió una segunda carga de profundidad contra la opción de alejamiento del Prestige: "El buque, así como estaba, con las toneladas de fuel que le quedaban, tenía la posibilidad y había tiempo para que se dirigiera a un lugar tranquilo, hay que tener en cuenta que el buque siniestrado siguió navegando durante todo el periodo entre el 14 y el 15 de noviembre". "A mi juicio, ha sido un caso de fuerza mayor agravado por unas malas decisiones de las autoridades españolas, lo mandaron al océano y ahí el agujero se abrió mucho más. Ni siquiera tuvieron el detalle, la gentileza de informar al capitán, a mí, a dónde iba a parar a las 120 millas de la costa o lo que sea". Repetía el análisis de su abogado para oponerse a su prisión.