EE UU cree que Irak no revela la verdad sobre los arsenales en su informe a la ONU

Washington insiste en la necesidad de que los inspectores interroguen a científicos iraquíes

EE UU considera que el informe entregado por Bagdad sobre el estado de su arsenal tiene importantes "agujeros" y deja pendientes preguntas sobre la compra de material nuclear y la destrucción de armas bacteriológicas. Washington quiere obtener más información, a riesgo de provocar una crisis con Irak, y está presionando a la ONU para que interrogue a científicos iraquíes que puedan aportar más datos. Washington echa en falta datos sobre una presunta compra de uranio en África y la adquisición de material de alta tecnología para enriquecerlo, así como de la destrucción de su gas mostaza.
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EE UU considera que el informe entregado por Bagdad sobre el estado de su arsenal tiene importantes "agujeros" y deja pendientes preguntas sobre la compra de material nuclear y la destrucción de armas bacteriológicas. Washington quiere obtener más información, a riesgo de provocar una crisis con Irak, y está presionando a la ONU para que interrogue a científicos iraquíes que puedan aportar más datos. Washington echa en falta datos sobre una presunta compra de uranio en África y la adquisición de material de alta tecnología para enriquecerlo, así como de la destrucción de su gas mostaza.

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"Lo único destacable es la falta de datos nuevos", comentó una fuente del Gobierno estadounidense al diario The New York Times, "y los pocos esfuerzos por explicar lo que falta desde que se fue Unscom [antigua agencia de desarme]".

Las 12.000 páginas que Bagdad entregó el sábado están siendo cuidadosamente examinadas por las dos agencias que se ocupan de las inspecciones, Unmovic en Nueva York y la Agencia Internacional de la Energía Atómica en Viena, y por los cinco miembros permanentes del Consejo (EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) que han tenido acceso a la versión íntegra del informe.

Washington ha movilizado a todos sus expertos para analizar el documento: especialistas de la CIA, del Pentágono y del Departamento de Estado, y científicos e ingenieros del centro de no proliferación de Los Alamos (Nuevo México), la mayor base de armas nucleares estadounidense.

Aunque el Gobierno del presidente George W. Bush considere el informe escasamente satisfactorio, parece poco probable que lo utilice para acusar a Irak de violar la última resolución y amenace con posibles represalias. En estos momentos no contaría con el apoyo del Consejo, que espera pruebas de ambos lados para tomar una decisión. El jefe de los inspectores, Hans Blix, esperaba recibir ayer los primeros comentarios de los cinco permanentes. Blix expurgará del documento datos que podrían servir para la proliferación de armas de destrucción masiva (recetas de armas biológicas, información nuclear) y tenía previsto entregarlo a los otros 10 miembros el lunes o el martes. El día 19 comparecerá ante el pleno del Consejo para evaluar la declaración iraquí.

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The Washington Post publicaba ayer que EE UU ha vuelto a insistir en la necesidad de interrogar científicos iraquíes para corroborar los datos de Bagdad. Es complicado. La resolución permite a Unmovic sacar del país a quienes desee hacer preguntas, pero en un régimen tan represivo como el de Sadam Husein cualquier declaración puede convertirse en sentencia de muerte. Blix, que ya ha recidido la visita de dos responsables del Gobierno Bush en una semana, se resiste a aplicar la cláusula y asegura que el Consejo no le ha dado autoridad para "secuestrar" a nadie. Las fuentes indicaron que interrogar personal iraquí es también la mejor manera de crear una crisis rápida con Bagdad.

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