Reportaje:

El bautizo de la nueva OTAN

Bush buscará en la cumbre de Praga que los países europeos apoyen una fuerza antiterrorista y se comprometan a aumentar sus medios militares

George Robertson, el afable secretario general de la OTAN, quiere pasar a la historia en la cumbre de Praga, los próximos días 21 y 22, con el visto bueno a la mayor ampliación de la hoy cuestionada organización en sus 53 años de existencia -siete de los nueve solicitantes serán invitados a entrar-, y arrancando un compromiso de los europeos para mejorar sus capacidades militares y posibilitar, "cuanto antes mejor" según Washington, la Fuerza de Respuesta Rápida propuesta por el Pentágono para operaciones de castigo más allá de los confines de la zona OTAN.

George W. Bush, que llegará a...

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George Robertson, el afable secretario general de la OTAN, quiere pasar a la historia en la cumbre de Praga, los próximos días 21 y 22, con el visto bueno a la mayor ampliación de la hoy cuestionada organización en sus 53 años de existencia -siete de los nueve solicitantes serán invitados a entrar-, y arrancando un compromiso de los europeos para mejorar sus capacidades militares y posibilitar, "cuanto antes mejor" según Washington, la Fuerza de Respuesta Rápida propuesta por el Pentágono para operaciones de castigo más allá de los confines de la zona OTAN.

George W. Bush, que llegará a Praga el martes por la noche, un día antes de la apertura de la reunión, encontrará prácticamente una alfombra de rosas de los aliados europeos, incluso de los más reticentes (Francia y Alemania). Con el canciller federal alemán, Gerhard Schröder, tendrá un encuentro bilateral, el primero después de la grave tensión de este verano. "Alemania es uno de los países clave para desarrollar las nuevas prioridades de la OTAN", comenta un diplomático norteamericano pese al magro presupuesto militar alemán y las perspectivas de que seguirá congelado debido al mal momento de su economía.

El terrorismo y las armas de destrucción masiva, las dos nuevas amenazas de la OTAN
"Los países europeos serán tigres de papel mientras no inviertan más en defensa"
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Robertson se ha convertido en uno de los valedores de la Casa Blanca después del 11-S. Logró hace un año que los aliados invocaran por primera vez en la historia el artículo V de la organización sobre el derecho a la autodefensa (aún está activado), pese a que no se concretó en aportación alguna en Afganistán, lo que puso en tela el juicio la utilidad de la OTAN. Y ahora lidera la presión norteamericana a los socios europeos para que modernicen su defensa. Está convencido de que hay unanimidad para hacerlo.

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"Praga será el catalizador. Confío en que de aquí a un año tengamos una OTAN renovada para hacer frente con garantías a las dos nuevas amenazas: el terrorismo y las armas de destrucción masiva ", ha afirmado el secretario general en uno de sus encuentros con la prensa. Su tesis es bien conocida: "Los países europeos serán tigres de papel mientras no inviertan más en defensa". Y su compatriota y rival político, el comisario de Exteriores, Chris Patten, es más explícito: "Será difícil que EE UU nos tome en serio mientras no gastemos más en el capítulo militar".

No le falta razón a quien fue ministro de Defensa de Tony Blair durante la guerra de Kosovo en 1999. El presupuesto militar norteamericano tras el incremento del 14% anunciado este año por Bush equivale al 3,5% del PIB, mientras que la media europea no supera el 1,4%, con las excepciones del Reino Unido y ahora Francia, que se ha comprometido a aumentarlo hasta el 2% de aquí a 2008. La brecha transatlántica se agranda en capacidades militares y en inversiones en I+D más todavía después del 11-S. La diferencia es de tres a uno, y sólo en I+D, de cuatro uno. "No se trata de llegar a un equilibrio, pero sí de que Europa comparta más responsabilidades financieras", declara un diplomático de EE UU.

La UE gasta en su conjunto en Defensa menos y bastante peor que EE UU. Destina alrededor de un 60% de lo que dedican los norteamericanos, pero tiene una rentabilidad de apenas un 10%. "Tenemos muchos tipos de aviones de combate, distintos helicópteros..., todo muy irracional cuando se habla de una política de defensa común", opina Jean-Louis Gergorin, vicepresidente de la compañía de defensa aeronáutica europea EADS. "De nada sirve tener hoy más carros de combate que EE UU", piensa Robertson.

Los retos de la nueva OTAN se resumen en los siguientes:

- Ampliación. "Todo está ya cocinado", observa una alta fuente aliada. En Praga, los 19 jefes de Estado darán el visto bueno al ingreso de Letonia, Lituania, Estonia, Eslovenia, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria, pero se hará real en 2004. Albania y Macedonia tendrán que esperar. Croacia, que lo solicitó esta primavera, también. "La puerta no está cerrada", ha dicho Bush. Washington tiene especial interés en incorporar pronto a los países de Asia Central, aunque antes lo harán los países balcánicos. Rusia ya ha aceptado como irremediable el ingreso de los países bálticos, aunque tendrá garantías de que no se convertirán en arsenales nucleares o de armas convencionales.

- Fuerza de Respuesta Rápida. Hay consenso absoluto a la propuesta del Pentágono, según fuentes atlánticas. "Queremos que sea operativa cuanto antes, si es posible en 2003, mejor", dice un diplomático norteamericano, que descarta que pueda ser utilizada en una eventual guerra contra Irak. Constará de 20.000 soldados en rotación a desplegar en un plazo de una semana a un mes fuera del territorio OTAN para afrontar amenazas de países o grupos terroristas. Se asegura que se contrapone en contradicción a la futura Fuerza de Reacción Rápida europea (60.000 soldados desplegables en 60 días y con permanencia de hasta un año) para misiones de paz, ayuda humanitaria o de gestión de crisis. "En realidad se trata de recurrir a las mismas unidades, aunque las misiones sean distintas", explica un embajador europeo.

- Concepto militar contra el terrorismo. Propuesta por el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, contempla acciones preventivas de castigo ante amenazas terroristas reales pero sin violar el derecho internacional y en colaboración con Naciones Unidas. "No se trata de convertirnos en el policía del mundo, pero es preferible adelantarse y no esperar. El 11-S fue una buena lección", afirma una alta fuente de la OTAN.

- Reforma de los centros de mando estratégico. El de Europa (SHAPE), que se encuentra en Mons (Bélgica), continuará prácticamente igual, pero el de EE UU (Saclant), que se halla en Nolfolk (Virginia), será transformado para convertirse en un centro de funciones y no de operaciones.

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