El fabricante de Bio-Bac tiene pendiente un caso por no declarar 1,18 millones de euros

La fiscalía se querelló contra Rafael Chacón por no pagar impuestos durante cuatro años

El dinero no parecía ser problema para Rafael Chacón. El único encarcelado por la comercialización del medicamento clandestino Bio-Bac no reparaba en gastos si se trataba de coches de lujo, caballos o restaurantes caros. Así se desprende del informe de la Agencia Tributaria de 1998 que sirvió de base para la querella que le presentó la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid por no declarar a Hacienda 196 millones de pesetas entre 1993 y 1996. Los ingresos de Chacón, siempre según fuentes del caso, procedían supuestamente de Bio-Bac, pero hasta 1998 no realizó la declaración de la...

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El dinero no parecía ser problema para Rafael Chacón. El único encarcelado por la comercialización del medicamento clandestino Bio-Bac no reparaba en gastos si se trataba de coches de lujo, caballos o restaurantes caros. Así se desprende del informe de la Agencia Tributaria de 1998 que sirvió de base para la querella que le presentó la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid por no declarar a Hacienda 196 millones de pesetas entre 1993 y 1996. Los ingresos de Chacón, siempre según fuentes del caso, procedían supuestamente de Bio-Bac, pero hasta 1998 no realizó la declaración de la renta. Su abogada anunció que Chacón saldrá previsiblemente hoy de la cárcel bajo fianza.

La abogada de Rafael Chacón, María Teresa Martín, aseguró ayer que la juez que instruye el caso por la comercialización de Bio-Bac dictó ayer la libertad de Chacón bajo fianza de 6.000 euros. Éste está acusado de un supuesto delito contra la salud pública, intrusismo profesional y estafa. Lleva en la cárcel desde que la última semana de octubre la Guardia Civil junto a 22 personas, 13 de ellas médicos, relacionadas con Bio-Bac. Éste es un producto que Chacón anunciaba como cura para el sida, el cáncer y la hepatitis y que el Ministerio de Sanidad definió como un 'medicamento clandestino'.

Rafael Chacón llegó a Madrid a principios de los noventa para intentar legalizar y vender Bio-Bac. Sólo pudo hacer lo segundo. El Ministerio de Sanidad le denegó por dos veces la calificación de medicamento. El producto lo había inventado su padre, un farmacéutico de Córdoba, en los años sesenta.

Las ventas de Bio-Bac fueron bien. Tanto, que aparte del caso que le ha llevado en la cárcel, Chacón tiene otro pendiente por un supuesto fraude a Hacienda de 196 millones de pesetas que, según fuentes del caso, obtuvo por la venta de Bio-Bac entre 1993 y 1996.

La Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid presentó una querella en 1998 contra él por supuesto fraude. Y es que hasta 1998, según el informe de la Agencia Tributaria que sirvió de base para la querella, Rafael Chacón no había realizado la declaración de la renta ni abonado el impuesto sobre el patrimonio.

Coches de lujo

El informe asegura que constituyó una empresa llamada Automóviles San Lorenzo del Escorial, SL, que 'no tuvo actividad económica y sólo era utilizada para que los bienes no constaran a nombre del contribuyente'. Mediante esa empresa, y siempre según el informe, Chacón adquirió entre 1992 y 1994 'un Chevrolet Blazer, un Jaguar JR 6.0, un Bentley Turbo R, un Volkswagen Passatt, un BMW 735i, una motocicleta Triumph Daytona 1200, un Rolls Royce Silver Spur, un Cadillac GMC Fleetwood B, un Buick Regal y un Chrysler le Baron'. La mayoría, de segunda mano. Cuando la Agencia le pidió papeles, Chacón no aportó 'ningún tipo de documentación contable'. Este periódico trató sin éxito de recabar la versión de un representante legal de Chacón que conociese esta querella.

El informe asegura que Chacón participaba en siete sociedades. De ellas, sólo una, Chacón Farmacéutica, tenía 'cierta actividad económica'. Según Chacón, ésta se dedicaba a 'la investigación y desarrollo de productos farmacéuticos'. Sin embargo y con los datos que aportó, el inspector de Hacienda asegura que tuvo 'muy poca actividad económica'.

José Beato, el abogado de su padre, asegura que a Rafael 'le gustaban los coches caros y todo lo que fuera el lujo'. Fuentes de la investigación corroboraron esta versión y detallaron el interior del chalé de San Lorenzo del Escorial en el que vivía. Allí estaban los dos proyectores Vidinitron valorados en cinco millones de pesetas, un equipo de música asegurado en ocho millones y una colección de radios antiguas valorada en seis millones, según el informe de la Agencia Tributaria. Las fuentes policiales aseguran que además, el chalé servía para almacenar y distribuir Bio-Bac. El chalé, de 2.959 metros cuadrados de terreno, es el que Chacón adquirió en 1993 por 35 millones de pesetas. El inspector de la Agencia Tributaria señala que la Agencia Estatal de Administración Tributaria valoró la finca en 61.700.000 pesetas.

El informe aporta también los cargos millonarios de sus tarjetas de crédito. Y añade: 'No se ha aportado justificación alguna (...) ni se ha aportado justificación razonable sobre cuál puede haber sido su origen'. El origen, según fuentes policiales, era el que le ha llevado a la cárcel: Bio-Bac. Los pacientes desembolsaban una media de 150 euros al mes. Como no estaba registrado y era ilegal, todo eran ganacias.

En ese chalé, la Guardia Civil encontró cuatro pistolas y un revólver. Un portavoz de los afectados señaló que eran de la colección privada del padre y que eran armas antiguas. Fuentes de la Guardia Civil aseguran que había un revólver reciente y que dos de las pistolas tenían los números de serie borrados. No estaban relacionadas con ningún delito.

El médico Luis Sánchez Harguindey (a la izquierda) junto al abogado Gustavo Galán, ayer, en Madrid.EFE

'Funciona de maravilla'

Luis Sánchez Harguindey, jefe de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, secretario de Estado de Sanidad con el último Gobierno de UCD y ex subsecretario del Interior, mostró ayer en rueda de prensa su apoyo al Bio-Bac (un compuesto prohibido por Sanidad, que lo califica de falso medicamento). 'Funciona de maravilla, de maravilla', afirmó con la poca voz que le ha dejado su tumor cerebral. A partir de ahí su hijo le tradujo. 'No entiendo cómo lo han retirado porque a nadie le ha hecho mal', añadió. Sánchez Harguindey explicó que comenzó a tomar Bio-Bac hace un año, cuando un análisis de sangre demostró una bajada de plaquetas y glóbulos rojos. Contó que sus familiares le convencieron de que probara con Bio-Bac y, según su relato, rápidamente abandonó la silla de ruedas. Eso sí, afirmó que nunca abandonó la quimioterapia y la radioterapia. 'Es normal que los médicos tradicionales no entiendan que sea por el Bio-Bac', afirmó. Y concluyó: 'No queremos un enfrentamiento con Sanidad, sólo queremos que nos dejen consumir algo que la ministra de Sanidad ha dicho que es inocuo'.

Sánchez Harguindey fue uno de los cinco pacientes tratados con Bio-Bac que pidieron a la ministra de Sanidad, Ana Pastor, que les permita tomar lo que ellos definen como un producto beneficioso. En la rueda de prensa los afectados señalaron su 'angustia' porque se les acaba Bio-Bac.

La madre de un niño de siete años (que estuvo en la rueda de prensa) señaló que el producto le había dado calidad de vida. El niño, explicó la madre, tenía un tumor cerebral muy difícil de operar y se pasaba los días en la cama: 'Sólo se levantaba media hora'. Aseguró que a la hora y media de tomar Bio-Bac estaba de pie.

Todos los presentes han denunciado al director de la Agencia del Medicamento, Fernando García Alonso, por denegación de auxilio. Su abogado, Gustavo Galán, señaló que ya hay unas 50 denuncias presentadas y que se sumarán nuevos denunciantes.

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