Editorial:

El Ulster, en suspenso

Blair se dispone a suspender hoy la autonomía del Ulster, por cuarta vez desde los acuerdos de paz del Viernes Santo de 1998. Pero ahora no se trata sólo de ganar tiempo, sino de relanzar el proceso de paz desde nuevas bases, pues las de hace cuatro años han dado muestras de agotamiento. El reto planteado por el ministro principal, David Trimble, de dimitir el martes si no se expulsaba al Sinn Fein de las instituciones norirlandesas, no dejaba a Blair otra opción que reasumir el control directo, mientras perfila con su homólogo irlandés, Bertie Ahern, el guión del siguiente acto.

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Blair se dispone a suspender hoy la autonomía del Ulster, por cuarta vez desde los acuerdos de paz del Viernes Santo de 1998. Pero ahora no se trata sólo de ganar tiempo, sino de relanzar el proceso de paz desde nuevas bases, pues las de hace cuatro años han dado muestras de agotamiento. El reto planteado por el ministro principal, David Trimble, de dimitir el martes si no se expulsaba al Sinn Fein de las instituciones norirlandesas, no dejaba a Blair otra opción que reasumir el control directo, mientras perfila con su homólogo irlandés, Bertie Ahern, el guión del siguiente acto.

Formalmente, la crisis se ha desatado por el descubrimiento por la polícía norirlandesa de pruebas de que el Sinn Fein había estado espiando al Gobierno británico, además de que su brazo armado, el IRA, ha seguido adquiriendo armas ligeras. Pero estos hechos eran sabidos desde hace meses. La verdadera causa de la crisis hay que buscarla, de nuevo, en la división interna del Partido Unionista del Ulster de Trimble, y en su temor a perder las próximas elecciones, en principio previstas para mayo de 2003, ante el Partido Democrático Unionista del radical Ian Paisley, una perspectiva también temida en Londres y Dublín, y por los propios republicanos. Pues los protestantes unionistas siguen pensando que el acuerdo de 1998 favorece a la larga a los católicos y republicanos.

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Blair ha entendido que aceptar la exigencia de Trimble y expulsar al Sinn Fein equivaldría a liquidar el proceso de paz. Debe reinventarlo, con esfuerzo de todos, incluidos los republicanos, pues nada garantiza que no haya marcha atrás, salvo una ciudadanía contraria al regreso a la violencia, casi liquidada aunque tenga todavía brotes residuales. La clave para el cambio de imagen de los republicanos puede estar en la reforma de la policía noirlandesa, y en la aceptación por parte del Sinn Fein del nuevo Servicio Policial de Irlanda del Norte, menos escorado en favor de los protestantes de lo que era el Royal Ulster Constabulary. La gran cuestión es cómo hacer volver a Trimble. Pues el principio del siguiente acto no debe demorarse mucho, so pena de que la situación se enquiste.

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