EL ÚLTIMO DEBATE DEL PRESIDENTE

38 minutos para explicar los proyectos

El modelo vasco no es bueno para Cataluña; pero, de persistir la interpretación restrictiva del Gobierno del Partido Popular, Convergència i Unió dará por muerto y enterrado el pacto constitucional en su vertiente autonómica. Ese mensaje de equidistancia fue lanzado ayer por Jordi Pujol en su último discurso como presidente en un debate parlamentario de política general.

El líder nacionalista catalán no se refirió explícitamente a la propuesta de Estado libre asociado presentada la pasada semana por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, aunque subrayó que en 22 años de Gobierno, C...

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El modelo vasco no es bueno para Cataluña; pero, de persistir la interpretación restrictiva del Gobierno del Partido Popular, Convergència i Unió dará por muerto y enterrado el pacto constitucional en su vertiente autonómica. Ese mensaje de equidistancia fue lanzado ayer por Jordi Pujol en su último discurso como presidente en un debate parlamentario de política general.

El líder nacionalista catalán no se refirió explícitamente a la propuesta de Estado libre asociado presentada la pasada semana por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, aunque subrayó que en 22 años de Gobierno, CiU no ha atendido a cantos de sirena y ha optado por 'un planteamiento pacífico, constitucional y que reclama el cumplimiento de lo que dice el Estatuto'. 'El modelo de la paz es el bueno', destacó Pujol

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Con este discurso, el presidente de la Generalitat se despedía de los debates de política general, después de 22 años al frente del Gobierno catalán. Dejaba la incógnita sobre cómo romperá CiU la baraja que las fuerzas políticas utilizaron en el periodo constituyente, pero fue explícito al expresar su voluntad: 'Si en la próxima legislatura, sea cual sea la situación parlamentaria, se mantiene el actual rechazo y orientación, tendremos que constatar que las bases sobre las cuales se hizo la transición en el tema autonómico han dejado de existir'

Eso no será, sin embargo, inmediato. En 2003 habrá comicios autonómicos y, quizá pensando en la estabilidad que el PP brinda a su Ejecutivo, Pujol prefirió dejar para fechas venideras esa revisión del pacto constitucional en su vertiente autonómica.

El presidente del Gobierno catalán lamentó que la actitud de involución mostrada por el Gobierno del PP y también por los socialistas se produzca a pesar de su voluntad de diálogo y su explícita intención de mantener al nacionalismo catalán que representa dentro de los márgenes de la Constitución.

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Tentaciones disgregadoras

'El Gobierno del PP ha desaprovechado una oportunidad histórica y ha perdido credibilidad (...) negándose a a transferir competencias pendientes, por ejemplo, es el Gobierno y no la Generalitat el que atenta contra la lealtad constitucional', manifestó. Y todo ello se agrava más cuando, a juicio de Pujol, el proyecto catalán es integrador frente a tentaciones disgregadoras. 'El modelo por el que Cataluña ha optado -Cataluña y CiU, en primer lugar, como partido de Gobierno- es bueno; el modelo de sociedad catalana es bueno; el modelo de nuestro procedimiento es bueno; el modelo que opta por la cohesión y la convivencia es bueno; el modelo de combinar identidad y proyecto, convivencia y progreso, es bueno; el modelo de la paz es el bueno'. Y repitió nuevamente: 'El modelo de la paz es bueno'. 'Por un lado se nos han propuesto modelos que nos habrían llevado a la disolución o a la extinción; por otro, los ha habido que nos habrían llevado a nuestra propia ruptura y al desastre', agregó un Pujol que juzgó positivos sus años de gestión al frente del Gobierno de la Generalitat.

Pero el presidente catalán no bajó la guardia en lo que desde CiU se ha juzgado como involución del proceso autonómico. De ello culpó a sus aliados del PP y también a los socialistas. A juicio de Pujol, existe un 'pacto tácito' entre el PSOE y el PP que se manifiesta en votar contra los proyectos de CiU tanto en el Congreso como en el Senado. Y esa entente tiene también otras manifestaciones: 'El problema vasco, tal como está planteando y la forma como lo enfocan el Gobierno del PP y también los socialistas, provoca una actitud negativa en el conjunto del Estado a todo lo que es nacionalismo, por constitucionalista que sea' .

Ante esta situación, la lectura que Pujol hace de la relación de Cataluña con el resto de España es ' poco favorable'. 'La tradicional disposición a colaborar en el progreso general español estará del todo condicionada, por parte de CiU, a un radical cambio en la política autonómica del Gobierno central, sea el que sea', subrayó.

En la intervención de Pujol no faltó un repaso a los asuntos que aparecen de forma habitual en los debates de política general. En esta ocasión, en la que dio lectura a su testamento aunque sin despedida explícita, el presidente catalán dedicó la mayor parte del tiempo -38 minutos- a hablar de los proyectos. Para el balance de sus 22 años de Gobierno empleó 17 minutos.

En el capítulo de citas, los socialdemocrátas se llevaron la palma. El presidente catalán se jactó ante las restantes formaciones de la Cámara de que él y su partido habían sido de los pioneros en reivindicar el modelo de la socialdemocracia sueca y en prestar atención a las políticas de familia. Una visión social completada por el comunitarismo de Adriano Olivetti y el modelo de capitalismo renano. Y para dar prestancia, sacó en procesión dialéctica a uno de los pensadores de la actual socialdemocracia. 'Nos avanzamos mucho a lo que hoy dice Anthony Giddens cuando reclama lo que denomina nuevo patriotismo, que se origina, dice él, en la capacidad de un país de hacer que su gente se pueda sentir feliz, que se pueda sentir orgullosa', dijo el presidente catalán. No faltaron referencias al europeísmo de Hemult Schmidt e invocó al politicólogo Giovanni Sartori para sembrar la duda sobre que la democracia -Pujol aseguró no compartir esta opinión- 'está mal equipada para resolver los problemas de fondo de nuestra sociedad'

Ilusión y carburante

Pero la mayor brillantez del discurso del presidente de la Generalitat estaba por llegar. Fueron los últimos minutos de su intervención. Hizo profesión de fe nacionalista y dibujó un futuro con claroscuros, en el que la voluntad de ser de los catalanes -en terminología del historiador Jaume Vicens Vives- debe permitir, no obstante, abrir nuevos y esperanzadores horizontes. 'No estamos donde queremos, pero estamos lejos, muy lejos de los acantilados peligrosos por donde podríamos habernos precipitado; volvemos a estar en el camino de la reconstrucción y de la concienciación, con todos los inconvenientes que quieran, pero estamos', dijo Pujol.

'La ilusión y la autoestima son el carburante de la gente de una sociedad activa y emprendedora en todos los ámbitos', subrayó el hombre que lleva 22 años al frente de la Generalitat de Cataluña. Con la intervención de Pujol concluyó el primero de los tres días del debate de política general del Parlament. El socialista Pasqual Maragall abrirá la sesión de hoy, en la que tomarán la palabra populares, republicanos y ecosocialistas.

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