CARTAS AL DIRECTOR

La Tierra no es nuestra

Sospecho que la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible no es más que el enésimo intento de lavar la imagen de Gobiernos que no pueden ignorar totalmente la preocupación manifiesta, en algunos sectores de la ciudadanía, por la situación del conjunto de la humanidad y el resto de la naturaleza.

El crecimiento ilimitado haciendo uso de recursos limitados es completamente imposible. Sobre este punto todo el mundo está de acuerdo, pero, aun así, no parece que nada vaya a poner límite al expolio planetario que sigue imponiendo el caos con consecuencias futuras imprevisibles que ya se intuyen en a...

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Sospecho que la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible no es más que el enésimo intento de lavar la imagen de Gobiernos que no pueden ignorar totalmente la preocupación manifiesta, en algunos sectores de la ciudadanía, por la situación del conjunto de la humanidad y el resto de la naturaleza.

El crecimiento ilimitado haciendo uso de recursos limitados es completamente imposible. Sobre este punto todo el mundo está de acuerdo, pero, aun así, no parece que nada vaya a poner límite al expolio planetario que sigue imponiendo el caos con consecuencias futuras imprevisibles que ya se intuyen en algunos fenómenos actuales.

Tal vez lo más repugnante, además de la instrumentalización de todo lo que existe sobre la faz de la Tierra -personas incluidas- con el fin de maximizar beneficios económicos, es la forma en que nos tienen contentos a los habitantes de países 'democráticos', convencidos en gran parte de poseer la soberanía, a través del voto, cuando algunos hechos indican que son muy a menudo las grandes empresas, a las que nadie ha votado ni legitimado para actuar, quienes programan por nosotros. Esta realidad es la que lleva, probablemente, a mantener abiertas centrales nucleares -incluso en estado deplorable-, a llevar a cabo planes hidrológicos basados en la imposición del hormigón o a marginar la investigación en el campo de tecnologías basadas en energía renovable más limpia e inocua.

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Mientras tanto, el Ministerio de Medio Ambiente (y el nuestro, según tengo entendido, sigue siendo el pariente pobre entre los ministerios, con un presupuesto bastante reducido) y las cumbres siguen adelante, tal vez para que nos quedemos tan tranquilos pensando que alguien se encarga de que las cosas van por el camino adecuado. Yo, prefiero que el desarrollo no sea sostenible y que pare de una vez -al menos, tal y como lo entienden quienes tanto hablan de él-. El desarrollo de las conciencias: eso es lo que nos hace falta para progresar de verdad hacia un mundo habitable, del que, por cierto, no somos el centro. La Tierra no está ahí para nosotros. Existía antes y seguirá existiendo cuando hayamos desaparecido.- Inma Blanco Burgos. Madrid.

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