Reportaje:

Majorica estrena dueños

Un grupo de empresarios salva a la centenaria productora de perlas

Perlas Majorica vislumbra el final del túnel. La centenaria empresa ha vivido nueve meses en el infierno, sometida a una supuesta 'economía de guerra' desde que la propiedad aventó en otoño de 2001 su agonía, reclamó ayuda oficial y anunció un plan para despedir a 200 de sus 600 empleados. El camino de la salvación se ha abierto con el compromiso de compra por parte de varios empresarios familiares catalanes al frente de los cuales está Rafael Español, presidente de La Seda, aunque este grupo no participa en la operación.

Majorica, que ha sido uno de los logos españoles más conocidos en...

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Perlas Majorica vislumbra el final del túnel. La centenaria empresa ha vivido nueve meses en el infierno, sometida a una supuesta 'economía de guerra' desde que la propiedad aventó en otoño de 2001 su agonía, reclamó ayuda oficial y anunció un plan para despedir a 200 de sus 600 empleados. El camino de la salvación se ha abierto con el compromiso de compra por parte de varios empresarios familiares catalanes al frente de los cuales está Rafael Español, presidente de La Seda, aunque este grupo no participa en la operación.

Majorica, que ha sido uno de los logos españoles más conocidos en el mundo, está en suspensión de pagos, con una deuda unos 60 millones de euros. Español se ha comprometido a impulsar la firma, radicada en Manacor, y ha sumado a su iniciativa capital de las familias Ferrero, de Nutrexpa (Cola Cao); Costafreda, de Panrico (Donuts); Lara (Planeta); Godia (Acesa), además de Caixa Catalunya y Zaforteza-Rodés. La travesía implicará un plan de empresa y una reducción de plantilla que se pactará con los trabajadores.

La iniciativa de Rafael Español está respaldada por las familias catalanas Ferrero (Cola Cao); Costafreda (Panrico); Lara (Planeta) y Godia (Acesa)

SCH ha dado el visto bueno a la compra y asume una quita importante sobre el crédito de 30 millones, que el banco soporta desde 1998, cuando un colectivo de fondos de inversión encabezado por Alpha, con José Arozamena como hombre visible, se hizo con la firma. Majorica, con una producción de 55 millones de perlas anuales, se valoró en 60,1 millones. Ahora, el grupo de Español tomará el 100% asumiendo sólo la deuda muy recortada de la empresa.

Veto oficial

El fracaso de los cuatro años de gestión de Alpha quedó patente con la caída de sus ventas, un 15%, y de sus beneficios, que desaparecieron en 2001. Las dificultades se agravaron por una cadena de cambios directivos precipitados, el anquilosamiento de la red de producción, una plantilla numerosa y un catálogo excesivo de hasta 5.000 productos de estética muy tradicional. Los trabajadores han denunciado la mala gestión y los altos sueldos de los ejecutivos y consejeros de Alpha. El Gobierno de Baleares, que como los sindicatos considera, con cautela, una buena noticia la entrada de los empresarios catalanes si mantienen los centros de producción y venta en Manacor, se negó a tratar al final con el equipo de Arozamena. Exigió la salida de Alpha de Majorica como condición previa a la tramitación de cualquier ayuda.

La saga de dueños tradicionales, los fundadores que controlaron hasta 1998 Perlas Majorica, marca con 112 años de vida -los herederos de las familias Heusch, Riche y Dezcallar, entre otras-, no se explican cómo Majorica ha caído en barrena. Los márgenes de beneficio sobre los costes del producto y su manufacturación son altos en las perlas, pero la reducción en las ventas y el endeudamiento han hecho caer en picado los resultados.

La marca artesana de joyería popular, que vendía un millón de collares al año y empleó a casi 1.000 personas en su épocas doradas, está enraizada en Manacor y en la memoria de millones de compradores que han visitado sus factorías (700.000 personas acuden cada año a las tiendas centrales de Majorica). La compañía tiene, además, una red de ventas implantada en más de 100 países, principalmente en aeropuertos y en líneas aéreas.

El hallazgo industrial de las perlas de imitación para consumidores de clase media se produjo a finales del siglo XIX en Mallorca, a raíz de la iniciativa casi artesanal de una amalgama de emprendedores alemanes, suizos y mallorquines. Hoy, varias marcas emulan en el mismo Manacor y en el resto de Mallorca la fórmula del mismo negocio (Orquídea, Sureda, Manacor) pese al secretismo con el que tradicionalmente se desarrolló la creación de perlas acumulando capas de lacas y pátinas. La lucha contra la competencia desleal y las imitaciones ha sido un caballo de batalla de la firma en las últimas décadas. No en vano la marca supone el 70% del valor de la empresa.

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