Editorial:

Enrocados en Perejil

El Gobierno contó con el apoyo del principal partido de la oposición en el asunto Perejil, y ambas fuerzas dejaron fuera de cualquier polémica sus diferencias sobre la política a seguir con Marruecos. Lo más preocupante no es que Rabat declare Perejil bajo 'soberanía marroquí' y anuncie que mantendrá su 'puesto de observación'en el islote, como ayer hizo el ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaisa, sino el método empleado: el uso de la imposición -contrario al derecho internacional en la solución de disputas- para poner al Gobierno español frente a hechos consumados. Aznar aseguró ayer ...

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El Gobierno contó con el apoyo del principal partido de la oposición en el asunto Perejil, y ambas fuerzas dejaron fuera de cualquier polémica sus diferencias sobre la política a seguir con Marruecos. Lo más preocupante no es que Rabat declare Perejil bajo 'soberanía marroquí' y anuncie que mantendrá su 'puesto de observación'en el islote, como ayer hizo el ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaisa, sino el método empleado: el uso de la imposición -contrario al derecho internacional en la solución de disputas- para poner al Gobierno español frente a hechos consumados. Aznar aseguró ayer que 'no lo aceptará'. Pero el despliegue militar que está haciendo el Gobierno en la zona puede resultar desproporcionado. La diplomacia, frenéticamente desplegada de forma multilateral, debe predominar para resolver la disputa sobre unos peñascos que corren el riesgo de convertirse en símbolo de orgullo nacional.

España ha recibido la 'solidaridad sin falla' de la Comisión Europea y de la presidencia danesa de la UE, exigiendo que Marruecos se retire de forma inmediata del islote, que en una declaración excesiva considera a Perejil 'territorio de la UE'. Ni el Gobierno español ha llegado tan lejos, pues no reclama el islote como territorio nacional sino que critica la forma en que ha actuado Marruecos y pide un regreso al statu quo que reinaba desde 1960, por el cual ni Marruecos ni España ocupaban la isla. Marruecos ha de comprender que tiene poco que ganar y mucho que perder con esta crisis, cuyas consecuencias no parece haber calculado. La relación de fuerzas conforma una situación favorable a España, y una gran soledad del país vecino. También la OTAN se situó ayer de parte española. Washington, en un momento de excelentes relaciones con Rabat en razón de la lucha contra Al Qaeda, no ha expresado públicamente su parecer.

¿De dónde partió la orden para la precipitada ocupación de Perejil por un destacamento de gendarmes en momentos especialmente delicados en las relaciones con España? Partiera de Mohamed VI o de un sector de las fuerzas de seguridad para forzar la mano del rey, éste ganaría autoridad si ordenara la retirada en condiciones dignas.

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