Entrevista:ANTONI MIRALDA | Artista

'Estoy reorganizando el menú de todas mis obsesiones'

Resulta difícil explicar en qué consiste la obra de Antoni Miralda (Terrassa, 1942). El suyo es un trabajo casi siempre complejo en el que cada elemento es como la entrada de un diccionario que abarca una lengua en continua transformación. Pongamos por caso uno de sus platos de cerámica decorada dedicados a diferentes ciudades que, recuperando la estética del souvenir, incorporan información sobre recetas, refranes y lugares relacionados con cada cultura. En el centro de cada plato hay siempre una lengua -símbolo a la vez del gusto y de la comunicación- sobre la que se ha dibujado un fr...

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Resulta difícil explicar en qué consiste la obra de Antoni Miralda (Terrassa, 1942). El suyo es un trabajo casi siempre complejo en el que cada elemento es como la entrada de un diccionario que abarca una lengua en continua transformación. Pongamos por caso uno de sus platos de cerámica decorada dedicados a diferentes ciudades que, recuperando la estética del souvenir, incorporan información sobre recetas, refranes y lugares relacionados con cada cultura. En el centro de cada plato hay siempre una lengua -símbolo a la vez del gusto y de la comunicación- sobre la que se ha dibujado un fragmento del mapa de cada ciudad y a cada lado se explica con letra caligráfica la información relacionada.

Hay tres grandes series de platos (dedicadas a las ciudades hispanas, a las capitales de la Unión Europea y a ciudades de todo el mundo -que espera alcance la cifra de cien-). Es una pequeña parte del proyecto Food Culture Museum (Museo de la Cultura Alimentaria), fragmentos o aspectos del cual se exhiben ahora en Madrid (Fundación ICO, hasta el 30 de septiembre. www.ico.es) y hasta el 31 de julio en las barcelonesas galerías Senda y Camilla Hamm, un doblete que supone la primera presentación de su trabajo en galerías comerciales de la ciudad desde hacía 22 años.

El de la comida es un tema en el que Miralda lleva trabajando hace ya años. 'Siempre he trabajado estos elementos, pero ahora estoy intentando organizarlo todo, hacer una especie de abecedario que me permita explicar esta relación entre la comida y los aspectos sociales, rituales y políticos que siempre me ha fascinado', explica Miralda. 'En cierto modo, estoy reorganizando el menú de todas mis obsesiones'.

Esta reorganización puede decirse que comenzó con el encargo que recibió para diseñar el pabellón de la alimentación en la Exposición Universal de Hannover en 2000.

El Food Culture Museum incluye una página web (www.foodculturemuseum.com), publicaciones -como el libro Infinity Table, que recoge las vitrinas presentadas en el pabellón de Hannover-, exposiciones, archivos de datos, producción de objetos y un amplio proceso de documentación. Pretende abarcar todos los aspectos relacionados con la comida, desde las recetas de la abuela a las consecuencias de la investigación genética pasando por la política, el ritual, la economía o la ideología.

'Me interesa mostrar los enlaces que hay entre todos estos temas', afirma Miralda. 'Cosas como el problema de las guerras y la violencia generada por la importación o exportación de alimentos, el hambre, que existe porque hay un interés en que siga habiéndola, la manipulación genética o el porqué se venden unos productos y otros no. Todo está controlado, desde las injusticias al exceso. Quiero que este proyecto sea crítico sin perder el carácter lúdico. Sigo pensando que uno se lo tiene que pasar bien'.

Describe el Food Culture Museum como un centro sin paredes, en evolución constante y permanentemente inacabado. También defiende su carácter colectivo. Miralda -que combina su residencia en Miami con sus estancias en Barcelona-, está acostumbrado a mover masas de gente y a trabajar con proyectos de gran envergadura económica.

De hecho, desde sus trabajos de finales de los años sesenta en los que trabajaba con soldaditos de plástico -en la galería Camilla Hamm ha recuperado algunas fotografías inéditas de la serie Essais d'amélioration-, su obra ha tenido un carácter más procesual que objetual y eso ha dificultado su comercialización a pequeña escala. Las ediciones de platos, hules, fotografías y dibujos del Food Cultures Museum han cambiado esta tendencia. 'Tengo muy poca obra que se pueda enseñar como 'obra' y hay mucha que desaparece con el tiempo', reconoce. 'No deja de ser una contradicción que ahora que soy más partidario que nunca del trabajo colectivo, decida exponer mi trabajo. Pero siempre nos movemos entre contradicciones y ahora me parecía adecuado mostrar estas obras porque mucha gente se había quedado aún con la historia de los monumentos del proyecto Honeymoon'.

Miralda, entre los múltiples producidos por la galería Camilla Hamm.CARLES RIBAS
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