Editorial:

Info XXI: plan de humo

El plan más ambicioso del Gobierno para sacar a España de la cola tecnológica, pomposamente denominado Info XXI, está resultando poco más que humo. Al año de haberlo presentado Aznar a bombo y platillo, no existen datos ciertos sobre las inversiones realizadas y el Gobierno se ha descolgado rebajando su categoría a la de mero 'documento de trabajo'.

Existían serias dudas de que Info XXI respondiera a un intento serio de sacar a España de su retraso histórico en tecnologías de la información. Pero, tras la respuesta dada por el Ejecutivo en el Senado a una reciente pregunta de la oposici...

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El plan más ambicioso del Gobierno para sacar a España de la cola tecnológica, pomposamente denominado Info XXI, está resultando poco más que humo. Al año de haberlo presentado Aznar a bombo y platillo, no existen datos ciertos sobre las inversiones realizadas y el Gobierno se ha descolgado rebajando su categoría a la de mero 'documento de trabajo'.

Existían serias dudas de que Info XXI respondiera a un intento serio de sacar a España de su retraso histórico en tecnologías de la información. Pero, tras la respuesta dada por el Ejecutivo en el Senado a una reciente pregunta de la oposición, ya no cabe ninguna duda. Se trata de 'un documento de trabajo, un documento preparatorio de identificación y análisis previo' y, por tanto, es imposible 'proporcionar información sobre el grado de ejecución de las diferentes actuaciones'. ¿Por qué, entonces, Aznar lo presentó en su día como un plan concreto, cuantificado en 300 proyectos y dotado con un presupuesto cercano a los 5.000 millones de euros durante sus tres años de vigencia, cuidadosamente desglosado por áreas ministeriales?

El fiasco de Info XXI confirma la retórica gubernamental sobre el desarrollo tecnológico y la distancia que existe entre su discurso en esta materia y la realidad de su política. De entrada, el dinero público destinado al plan no parece rebasar la suma de las distintas partidas presupuestarias de la Administración dedicadas a tecnologías de la información y la comunicación. No yerra, por tanto, la oposición al calificarlo de 'bombo publicitario', que el propio Gobierno se ha encargado de pinchar con su respuesta de no poder proporcionar información sobre su ejecución presupuestaria.

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Si a ello se añade que los prespuestos sobre el Plan Nacional de I+D se ejecutan sólo en parte por problemas burocráticos, se comprende la inquietud existente en el mundo académico y empresarial porque el foso tecnológico entre España y el resto de Europa se amplíe todavía más, en lugar de reducirse. El discurso del Gobierno en este campo estratégico sólo aporta grandes palabras, poco dinero y nulo esfuerzo en gestión.

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