Piqué y Straw ultiman el acuerdo sobre Gibraltar en una reunión secreta

Ambos ministros impulsaron ayer en Valencia la negociación para cerrar el compromiso en mayo

España y el Reino Unido lograron ayer 'un avance importante', según el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, en el camino hacia su objetivo de cerrar un acuerdo sobre Gibraltar antes del verano. Tras reunirse en secreto durante casi dos horas con su homólogo británico, Jack Straw, Piqué dijo que confía en que el compromiso pueda ser alcanzado a mediados de mayo. La fórmula que se baraja es la de una 'soberanía total compartida', y el problema a resolver es cómo darle estabilidad sin comprometer el futuro de la reivindicación española de una soberanía plena.

El acuerdo ace...

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España y el Reino Unido lograron ayer 'un avance importante', según el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, en el camino hacia su objetivo de cerrar un acuerdo sobre Gibraltar antes del verano. Tras reunirse en secreto durante casi dos horas con su homólogo británico, Jack Straw, Piqué dijo que confía en que el compromiso pueda ser alcanzado a mediados de mayo. La fórmula que se baraja es la de una 'soberanía total compartida', y el problema a resolver es cómo darle estabilidad sin comprometer el futuro de la reivindicación española de una soberanía plena.

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El acuerdo acerca de los últimos, aunque no menos importantes, flecos del contencioso sobre el Peñón parece inminente, y el carácter confidencial de la reunión celebrada ayer viene a confirmarlo. Piqué y Straw comenzaron a conversar poco después de las cinco de la tarde en el hotel en el que se han hospedado durante la Cumbre Euromediterránea, celebrada en Valencia el lunes y martes pasado. Ese foro internacional, que ha concitado el interés de 24 ministros de Asuntos Exteriores, había sido clausurado cuatro horas antes, y la tensión informativa generada en torno al mismo se había disuelto para la hora en que se habían dado cita el canciller español y su homólogo británico.

Los medios de comunicación no fueron informados de que se celebraría esta reunión, ni estaba prevista comunicación alguna sobre sus resultados, de manera que, teniendo en cuenta su larga duración, el encuentro merece ser calificado de estrictamente privado y confidencial, e incluso de secreto. Es un modelo de reunión que se justifica cuando dos partes están al borde de lograr un compromiso y deben dilucidar los detalles finales de una materia que, por sus vertientes polémicas, han decidido mantener bajo reserva total hasta que el acuerdo esté cerrado en todos sus extremos. Es la pauta negociadora que el Reino Unido aplicó respecto a Hong Kong y que ahora ha repetido en el caso de Gibraltar.

Straw fue el primero en abandonar la reunión, pasadas las 19.05 horas, y rechazó con un gesto detenerse ante el único informador que se hallaba en la recepción del hotel. Piqué, que bajó minutos después, se mostró visiblemente satisfecho y reconoció que el encuentro había sido 'muy útil'.

Los dos cancilleres estuvieron acompañados por sus respectivos secretarios de Estado para Europa, Ramón de Miguel y Peter Hain, que la semana pasada celebraron en Madrid una reunión, de rango inferior, del llamado Proceso de Bruselas, iniciado en 1984 para que España y el Reino Unido avanzaran paralelamente hacia la resolución del conflicto sobre la soberanía de Gibraltar y hacia el desarrollo de la cooperación entre los dos lados de la verja. En el encuentro de ayer, en Valencia, intervino también el director general para Europa, Ricardo Díez-Hochleitner.

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La fórmula de 'soberanía total compartida' que se debate implica que Gibraltar será tan español como británico a todos los efectos, de manera que parece lógico que el futuro institucional del Peñón sea oficialmente tan bilingüe como lo son sus calles. Es éste uno de los muchos asuntos que irritan la sensibilidad de los gibraltareños, cuya aprobación resulta inexcusable para que se pueda aplicar un acuerdo que Londres y Madrid se dicen dispuestas a firmar en cualquier caso. Pero el asunto más espinoso, y el último de la negociación, es cómo conciliar la reivindicación de la soberanía plena por parte de España con el deseo del Reino Unido de que el régimen de soberanía compartida que se acuerde tenga la suficiente estabilidad como para que el contencioso no se reabra cada poco tiempo. A fin de resolver este asunto, la representación española parece dispuesta a aceptar una soberanía compartida por tiempo indefinido, es decir, sin plazo de vencimiento, pero a condición de que el nuevo acuerdo recoja de alguna manera una garantía semejante a la establecida en el artículo 10 del Tratado de Utrecht. Se trataría, en definitiva, de dejar claro que cualquier renuncia futura de Londres al Peñón se traducirá en un avance paralelo de la soberanía española sobre Gibraltar.

Javier Solana y Josep Piqué, ayer en Valencia, durante la Cumbre Euromediterránea.CARLES FRANCESC

A la tercera, la vencida

La reunión oficial de Piqué y Straw que se prepara para mediados de mayo será sólo la tercera que los ministros celebren desde que el llamado Proceso de Bruselas se reabrió oficialmente el pasado mes de junio. Antes, habrá otra cita preparatoria de los respectivos secretarios de Estado. La fecha del 13 de mayo -que se barajaba inicialmente para la reunión ministerial, aprovechando la presencia simultánea de los dos cancilleres en el Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea programado en Bruselas- tiende a ser descartada ahora por problemas de agenda de Piqué. Ambas partes buscan, no obstante, un hueco alternativo que les permita formalizar su consenso a tiempo para que el acuerdo sea firmado en las dos últimas semanas de mayo. Cuando eso ocurra, el Tratado de Utrecht pasará definitivamente a la historia y un nuevo marco jurídico regulará las relaciones del Reino Unido y España sobre Gibraltar. Si el resultado se consigue, habrá sido en un tiempo récord. El Proceso de Bruselas, que tardó cinco años en arrancar y estuvo suspendido más de dos lustros, habrá culminado en sólo un año.

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