GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Agua y naranjas para Arafat

'La comida de ayer fue excepcional', reconoce a EL PAÍS una de las personas que comparten encierro con Yasir Arafat; 'tuvimos pan, sardinas, alubias y una naranja'. El lujo de disponer de una pieza de fruta fue resultado de la visita de Saeb Erekat y el resto del equipo negociador palestino a Arafat. 'También trajeron agua', celebra la fuente.

Y es que las provisiones son escasas en Al Mokata, la sede de la presidencia palestina en Ramala, donde Arafat permanece sitiado por los tanques israelíes desde el pasado 29 de marzo. Los militares sólo permiten el paso de alimentos cada cuatro o ...

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'La comida de ayer fue excepcional', reconoce a EL PAÍS una de las personas que comparten encierro con Yasir Arafat; 'tuvimos pan, sardinas, alubias y una naranja'. El lujo de disponer de una pieza de fruta fue resultado de la visita de Saeb Erekat y el resto del equipo negociador palestino a Arafat. 'También trajeron agua', celebra la fuente.

Y es que las provisiones son escasas en Al Mokata, la sede de la presidencia palestina en Ramala, donde Arafat permanece sitiado por los tanques israelíes desde el pasado 29 de marzo. Los militares sólo permiten el paso de alimentos cada cuatro o cinco días. Pero ni el aislamiento ni la carestía de comida parecen estar haciendo mella en el líder palestino, quien en las imágenes grabadas durante la visita de sus asesores aparecía en buena forma. 'Se mantiene muy lúcido', confirma una persona de su entorno.

Aunque Arafat siempre ha sido un hombre de costumbres espartanas, a sus 72 años no cabe duda de que se cuida. Media hora de bicicleta por la mañana, una buena siesta después de comer... Ahora, todas esas rutinas han quedado aparcadas. El dirigente palestino pasa la mayor parte del día al teléfono informándose de la situación, dando instrucciones a sus ministros o pidiendo ayuda a los líderes árabes y europeos.

Quienes han compartido su mesa saben que rara vez come carne y que su dieta consiste básicamente en verduras, pan, queso y lo que sus ayudantes llaman 'el plato de Arafat', miel con semillas de amapola, del que sólo ofrece una untada a sus invitados más apreciados.

'Hemos pasado días con una manzana por la mañana y unas alubias por la noche', declara Claude Leostic, una de las activistas del Movimiento Civil para la Protección del Pueblo Palestino. Tampoco la treintena de activistas internacionales que se encerraron con Arafat, y entre los que se halla Leostic, van a claudicar por las privaciones. 'Lo peor es la falta de agua corriente', admite esta francesa, que, como el resto de los encerrados, lleva dos semanas sin ducharse.

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