CARTAS AL DIRECTOR

Ley de Calidad

Cuando pude conseguir en la versión digital de EL PAÍS el borrador de la Ley de Calidad de la Enseñanza, pensé que al imprimirlo se había producido algún problema y se había mezclado con algún texto de los que colecciono de legislación añeja.

Al comprobar que se correspondía con lo que aparecía en pantalla, incluso accediendo desde otro ordenador, pensé que alguien se lo había filtrado a este periódico para someterle a un ridículo posterior tal que se pareciera al del desvelamiento de los inexistentes encuentros rabatianos. Pero no, los comentarios institucionales han estado diri...

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Cuando pude conseguir en la versión digital de EL PAÍS el borrador de la Ley de Calidad de la Enseñanza, pensé que al imprimirlo se había producido algún problema y se había mezclado con algún texto de los que colecciono de legislación añeja.

Al comprobar que se correspondía con lo que aparecía en pantalla, incluso accediendo desde otro ordenador, pensé que alguien se lo había filtrado a este periódico para someterle a un ridículo posterior tal que se pareciera al del desvelamiento de los inexistentes encuentros rabatianos. Pero no, los comentarios institucionales han estado dirigidos a la defensa del documento, por lo que debe de ser verdadero.

Lo que quiere decir que a partir de ahora el calvinismo alumbrará la acción docente (cultura del esfuerzo).

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Desaparece la formación artística en primaria tras haber contratado a un buen número de profesores de música; se separa el estudio de la sociedad de la formación histórica; los inmigrantes no son sujetos con derechos y deberes, sino que les exigirán cierta cosas para así darles ciertas oportunidades; se abre la puerta a la existencia de guetos y corralitos para aquellos que puedan ser disfuncionales.

Los consejos escolares pierden sus competencias más importantes; 'el director es el representante de la administración educativa en el centro'. Si tenemos en cuenta que el centro forma parte de la Administración (está en un edificio público, tiene funcionarios), la cosa resulta cuando menos curiosa; se potencia a los catedráticos, lo que, junto a la consideración del director como casi otro cuerpo, lleva a aumentar las divisiones entre el profesorado.

Se abre la posibilidad de subvencionar a los centros concertados programas educativos que seguramente no podrán ofrecer los centros públicos.

Si con todo eso no ha habido reacciones serias, es obvio que la comunidad educativa española no es de una calidad excelsa.

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