Crítica:COMER

Mariscadas en un nuevo local de Madrid

CASA NEMESIO, excelentes materias primas y ambiente marinero

No deja de resultar sorprendente que un modelo tan explotado como las marisquerías despierte en Madrid la misma expectación de siempre. Basta una rutinaria decoración marinera, un surtido de buenos mariscos y una carta sencilla para que el éxito acaricie el local a los pocos días de su apertura. La reciente inauguración de Casa Nemesio por los mismos propietarios de La Máquina no aporta nada nuevo al panorama gastronómico, salvo el inmenso lujo de sus materias primas.

Dos comedores muy ruidosos prestan vida a una carta elemental basada en arroces, mariscos y pescados. Algo así como una ...

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No deja de resultar sorprendente que un modelo tan explotado como las marisquerías despierte en Madrid la misma expectación de siempre. Basta una rutinaria decoración marinera, un surtido de buenos mariscos y una carta sencilla para que el éxito acaricie el local a los pocos días de su apertura. La reciente inauguración de Casa Nemesio por los mismos propietarios de La Máquina no aporta nada nuevo al panorama gastronómico, salvo el inmenso lujo de sus materias primas.

Dos comedores muy ruidosos prestan vida a una carta elemental basada en arroces, mariscos y pescados. Algo así como una fusión del Mediterráneo y el Atlántico bajo el estandarte de recetas gallegas, alicantinas y andaluzas. ¿Cuándo se ha visto una marisquería tan surtida de piezas a la sal y pescaditos fritos sureños? Aunque las frituras son buenas suscitan ciertos reparos. Resultan muy agradables los chopitos y los calamares, presentan un rebozo tosco los buñuelos de bacalao y son magníficos los chanquetes. ¿Qué objeto tienen las campañas oficiales contra el consumo de peces inmaduros si luego siguen campando a sus anchas en algunos restaurantes? Clandestinidad asumida por la hostelería, que las facturas de Casa Nemesio tratan de disimular denominando 'plato especial' a estos alevines.

CASA NEMESIO

Paseo de la Castellana, 260. Madrid. Teléfono: 913 23 84 10. Cierra domingos noche. Precio: de 36 a 80 euros. Mariscada Casa Nemesio, 72. Chanquetes con ensalada de pimientos, 13. Arroz caldoso con bogavante, 17. Merluza a la gallega, 16,80. Compota de manzana caramelizada, 5,40. Pan ... 6 Café ... 4 Bodega ... 6,5 Ambiente ... 5 Servicio ... 5,5 Aseos ... 6,5

Pero lo verdaderamente irreprochable es la calidad de los pescados y mariscos, todo el estado mayor de frutos del mar en el que no falta ninguna de las especies grandes: espectaculares las gambas rojas hervidas, que serían de ensueño si no se sirvieran tan frías; deliciosas las cigalas a la plancha, y soberbios la merluza y el rodaballo a la gallega, dos tacos sensacionales de pescado en un punto de coción justo, que se acompañan de cachelos (patatas hervidas) y una buena ajada. En los entrantes hay un poco de todo. Finísimo el salpicón de marisco, sabroso el lomo ibérico de orza y tan absurdos como pretenciosos los huevos fritos con patatas, que se coronan con un puñado de angulas que disparan el precio del plato sin mejorar su sabor para nada. Con los arroces se repiten las alternancias: salado, insulso y grasiento el arroz a banda, y correcto el de verduras, con gusto a caldo de ave y la presencia no muy ortodoxa de pimientos rojos.

MARISCO, POSTRES Y VINOS

CASA NEMESIO brinda un festín a los devotos del marisco. Por 72 euros sirve una gran mariscada: almejas naturales, ostras, gambas rojas, cigalas terciadas, nécoras, centollo y arroz a banda. De postre, sorbete de mora y frambuesa o filloas. Para beber, tres vinos a elegir: Gran Durius blanco, albariño Bouza do Rey o rioja Añares crianza. Otro apartado desigual son los postres, surtido de especialidades convencionales. Los mejores son el arroz con leche asturiano y la compota de manzana caramelizada, una delicia. En cambio, la leche frita es vulgar, y las filloas, bastante secas. Es muy malo el café y peores todavía los tres licores de sobremesa obsequio de la casa: pacharán, melocotón y hierbas gallegas. El local se estructura en tres niveles. La planta alta acoge el comedor de mayor envergadura. En la zona intermedia funciona una reducida barra, ideal para tapear, que abre a partir de las 12.30 y, por la noche, después de las 20.00. En su entorno se desperdiga un puñado de mesas en las que se puede tapear o comer. En el sótano se encuentran un vivero repleto de langostas, bogavantes y centollos, y la bodega. La lista de vinos no es muy amplia, pero realizada con criterio. Lástima que los precios sean demasiado elevados. El servicio de sala es voluntarioso, pero está desorganizado.

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