El Foro de Davos pone de relieve la división entre EE UU y Europa

Desacuerdos sobre la recuperación económica y la política de defensa

Estados Unidos tiene una visión del mundo, y el resto de los países tienen otra, bastante distinta. Ésa es una de las conclusiones esenciales de la reunión neoyorquina del Foro Económico Mundial. Los estadounidenses se han quedado solos en su definición del 'eje del mal' -supuestamente, Irak, Irán y Corea del Norte-, en su optimismo sobre la recuperación económica, e incluso en su definición del capitalismo.

Hasta hace un par de años, las élites políticas, económicas y sociales que participan en los debates del Foro habían aceptado, en general, que el llamado 'capitalismo anglosajón', c...

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Estados Unidos tiene una visión del mundo, y el resto de los países tienen otra, bastante distinta. Ésa es una de las conclusiones esenciales de la reunión neoyorquina del Foro Económico Mundial. Los estadounidenses se han quedado solos en su definición del 'eje del mal' -supuestamente, Irak, Irán y Corea del Norte-, en su optimismo sobre la recuperación económica, e incluso en su definición del capitalismo.

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Hasta hace un par de años, las élites políticas, económicas y sociales que participan en los debates del Foro habían aceptado, en general, que el llamado 'capitalismo anglosajón', concentrado casi exclusivamente en el rendimiento de las inversiones y la rentabilidad inmediata para los accionistas, era la mejor vía para el crecimiento. El fenómeno de las puntocom y la vertiginosa prosperidad bursátil habían acallado a los partidarios del 'capitalismo social', generalmente europeos y japoneses.

Pero el estallido de la burbuja financiera, el colapso de Enron -que hacía ricos a sus accionistas hasta que los arruinó casi de un día para otro- y la percepción de que la mundialización agudiza las diferencias sociales y los problemas ambientales, han vuelto a poner sobre el tapete el 'otro capitalismo'. Los mismos empresarios han reconocido que los actuales sistemas de contabilidad son incompletos y demasiado esquemáticos en la ecuación ingresos-gastos, y en las conclusiones definitivas del Foro, que aparecerán en marzo, se hará notar la necesidad de valorar los activos y pasivos 'sociales' de las grandes corporaciones.

La fugaz comparecencia del secretario de Estado Colin Powell, por otra parte, dejó tras de sí un reguero de discrepancias. El representante de la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, exigió que Washington no se limitara a informar y consultara realmente a sus aliados; el presidente del Comité de Exteriores del Consejo de la Federación Rusa, Mijaíl Margelov, afirmó que cualquier ataque estadounidense contra Irak sería 'totalmente inaceptable' para su país; los representantes iraníes se declararon 'insultados' por la inclusión de su país en el supuesto 'eje del mal', y la mayoría de los teóricos presentes en los debates hicieron hincapié en la excesiva arrogancia estadounidense, no siempre respaldada por una información suficiente.

En cuanto a la economía, se abrió una clara brecha entre la perspectiva de EE UU, donde, según las opiniones del secretario del Tesoro, Paul O'Neill, y los más afamados gurús de Wall Street, se espera una recuperación del crecimiento a finales de este año, y la perspectiva del resto del mundo industrializado, empezando por Europa, donde se cree que la recuperación será más lenta.

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