El número de incineraciones en Sevilla y Málaga supera el 50% y dobla la media europea

El aumento de las cremaciones alivia los problemas de falta de espacio de los cementerios

Las incineraciones se multipiclan cada año en las ocho provincias andaluzas como alternativa a los entierros tradicionales. El porcentaje de incineraciones ya supera al de inhumaciones en dos capitales de provincia: Sevilla, con el 51,73%, y Málaga, con el 60%, aunque en números absolutos la capital andaluza es la que registra más incineraciones (3.086 en 2001). En ciudades como Barcelona, las incineraciones rondan el 25% , una media similar a la europea. El cambio de tendencia en las opciones de enterramiento, obliga a los cementerios andaluces a adaptarse a una nueva realidad.

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Las incineraciones se multipiclan cada año en las ocho provincias andaluzas como alternativa a los entierros tradicionales. El porcentaje de incineraciones ya supera al de inhumaciones en dos capitales de provincia: Sevilla, con el 51,73%, y Málaga, con el 60%, aunque en números absolutos la capital andaluza es la que registra más incineraciones (3.086 en 2001). En ciudades como Barcelona, las incineraciones rondan el 25% , una media similar a la europea. El cambio de tendencia en las opciones de enterramiento, obliga a los cementerios andaluces a adaptarse a una nueva realidad.

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Al principio de la década de los noventa el cementerio de San Fernando de Sevilla empezaba a quedarse pequeño y la ampliación del camposanto e incluso la construcción de un segundo cementerio se contemplaba como una prioridad. Hoy, con apenas una hectárea y media más que entonces, San Fernando puede garantizar el servicio durante los próximos diez años y el segundo cementerio se plantea para dentro de 20. El incremento de las incineraciones ha solucionado los problemas de espacio.

Las cremaciones empezaron a practicarse en la capital andaluza hace 13 años y en 2000 superaron por primera vez a los entierros tradicionales. En 2001 se consolidaron definitivamente: de las 5.966 defunciones atendidas, 3.086 requirieron poner en marcha los hornos crematorios y en los otros 2.880 casos se optó por inhumar los restos.

El concejal de Salud, Juan Carlos Raffo, subraya que este cambio de tendencia ha obligado a adaptar el servicio a la nueva realidad. Dos de las actuaciones básicas del proceso de modernización del camposanto son la construcción de una sala de espera adecuada a las incineraciones y la construcción de nuevos hornos crematorios.

'El espacio ya no es el principal problema porque las urnas ocupan poco, pero sí hay que buscar fórmulas para depositar las cenizas', afirma Raffo. Actualmente el cementerio sevillano cuenta con unos 300 columbarios -pequeños nichos en los que se guardan las urnas- y cada uno tiene capacidad para tres o cuatro copas. 'Se están construyendo más, pero se agotan en seguida', apunta el delegado.

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Además de las incineraciones como alternativa a la inhumación, Raffo señala que cada vez son más los casos de cremación de los restos, como alternativa al osario, una vez vencido los siete años que dura el alquiler de la sepultura o el nicho. Aquí radica, según Raffo, una de las claves del éxito de las incineraciones, que el propio edil califica de 'extraño' en una ciudad tan 'apegada a las tradiciones'. 'Además de ser más higiénico, se piensa en el después: la incineración es más cómoda y evita estar pendiente de los plazos'.

El peso de la tradición

En el caso de Málaga, la capital andaluza con mayor porcentaje de incineraciones (60%), el gerente del cementerio de San Gabriel, Rafael Toval, considera que la tendencia es que siga aumentando porque 'Málaga es una ciudad abierta y no entran en juego las tradiciones', informa Antonio Chaves. Además de los columbarios del cementerio, en la capital existen algunas cofradías que ya disponen de estos depósitos, como la Expiración, la Esperanza o Estudiantes.

En Málaga también han dado un vuelco las prioridades: según Toval, la inversión en nichos no es tan necesaria como se imaginó en 1987, cuando fue construida la necrópolis, mientras que una de las actuaciones más inminentes es la compra de un tercer horno crematorio.

En Cádiz, en 2001 se equilibraron por primera vez los dos sistemas: 50% cada uno. En el resto de capitales andaluzas, las incineraciones crecen cada año, pero aún son superadas por los enterramientos. En Granada y Huelva, no obstante, la media es similar a la europea, aproximadamente un 25% de cremaciones.

La empresa de cementerios de Granada, Emucesa, comenzó a finales del año pasado un plan de modernización del servicio de incineraciones que incluye la reducción de horas de la cremación, informa Lola Quero. Ya se ha conseguido pasar de cinco a cuatro horas, pero el gerente de Emucesa, José Antonio Muñoz, asegura que su objetivo es bajar ese tiempo. Para ello los trabajadores han realizado un cursillo en Valencia con el objetivo de 'mejorar las técnicas y la organización'.

Jaén y Almería, por su parte, no disponen de horno crematorio en la capital, aunque en ambos casos su construcción está proyectada para los próximos meses. Por el momento, quienes deseen utilizar estos servicios en Jaén deben desplazarse a Linares, informa Ginés Donaire. En esta ciudad se practicaron 165 cremaciones en 2001, una cifra que supera a la de inhumaciones, (150). A la espera de que entren en servicio dos crematorios en la capital jiennense, el Ayuntamiento tiene dispuestos unos 300 columbarios para enterrar las cenizas.

En el único horno de la provincia de Almería, el de Níjar, sólo se practican incineraciones entre quienes poseen pólizas con aseguradores determinadas, informa M. J. López Díaz. Una de las tres funerarias que prestan sus servicios en la capital se ve obligada a incinerar a sus clientes en Molina de Segura (Murcia).

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