Tránsfugas por una buena causa
El Partido de la Alianza, convertido de repente en la pieza clave del proceso de paz en Irlanda del Norte, es un fenómeno curioso: un partido político apolítico. Aquellos que votan a su favor comparten una simple visión: que los habitantes de la provincia vivirán un día en paz.
Por eso reniegan de que se les ponga etiquetas de ningún tipo. No quieren que se les clasifique como católicos o protestantes, de izquierda o de derecha, de unionistas probritánicos o nacionalistas proirlandeses. Se definen políticamente sólo en el sentido de que apoyan el Acuerdo de Viernes Santo.
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El Partido de la Alianza, convertido de repente en la pieza clave del proceso de paz en Irlanda del Norte, es un fenómeno curioso: un partido político apolítico. Aquellos que votan a su favor comparten una simple visión: que los habitantes de la provincia vivirán un día en paz.
Por eso reniegan de que se les ponga etiquetas de ningún tipo. No quieren que se les clasifique como católicos o protestantes, de izquierda o de derecha, de unionistas probritánicos o nacionalistas proirlandeses. Se definen políticamente sólo en el sentido de que apoyan el Acuerdo de Viernes Santo.
El manifesto del partido define su 'visión' para Irlanda del Norte: 'Una sociedad permanentemente estable, pacífica y auténticamente democrática a favor de la diversidad y comprometida con los derechos humanos, la igualdad de los ciudadanos y la justicia social'.
Pocos se podrían oponer a semejantes ideales. Pero hasta ahora pocos han querido identificarse con ellos. Quizás en parte porque el líder del partido, David Ford, es un personaje admirablemente sensato pero nada carismático. Ford, un entusiasta ecologista, ha dicho que, 'sin duda, la Alianza tendrá un papel importante que cumplir en Irlanda del Norte'.
Hasta ayer nadie tenía muy claro cuál iba a ser exactamente ese papel. Ahora sí se sabe. 'Todos los que representamos al partido en la Asamblea tenemos una grave responsabilidad', declaró Ford. 'El futuro del proceso de paz está en nuestras manos'.
Mañana todo puede cambiar. Pero, hoy por hoy, todo depende de la Alianza.